Enfermedad y Conducta
La Organización Mundial de la salud(OMS), considera que la salud es el estado de bienestar físico, psicológico y social, de manera que toda enfermedad produce un desequilibrio en la persona total que atenta contra su buen vivir.
Se puede observar con frecuencia que las enfermedades de las personas son una forma de expresión que reflejan necesidades, conflictos, frustraciones o miedos; que no se pueden resolver adecuadamente por medio de la conducta y que adoptan formas inadecuadas de canalización que se traducen como autocastigos.
Una de estas manifestaciones son las enfermedades recurrentes o los dolores migratorios, que en general no revisten gravedad pero dan las molestias necesarias como para perturbar la vida.
Por un lado, un malestar físico, indica un desequilibrio en un área del cuerpo que suele ser muy representativo del conflicto que está afectando al sujeto.
Por ejemplo, los problemas de columna se relacionan con la rigidez de pensamiento y el control; las dificultades digestivas tienen que ver con no poder asimilar las cosas como son y simbolizan el fracaso del intento de modificarlas para poder digerirlas; los trastornos coronarios se relacionan con la autoexigencia, con el espíritu competitivo y apasionado y con la hiperactividad; las dificultades del cuello y garganta representan los conflictos entre la mente y el cuerpo.
Por otro lado, una enfermedad mantiene ocupada a la mente en un nuevo objetivo, que es curarse, que se toma como proyecto en ausencia de un plan de vida como persona sana.
La gente ocupada, que está comprometida con su trabajo y le ve sentido a su vida, no tiene tiempo para enfermarse y por lo general suele mantenerse saludable.
Suele ocurrir que cuando una persona tiene problemas de colon irritable, por ejemplo, cuando contrae otra afección cualquiera, como un resfrío fuerte, se cura espontáneamente de su primer malestar.
Una enfermedad o malestar puede ser una buena excusa para no tomar una decisión que se está postergando desde hace mucho tiempo. Al mismo tiempo, hace que los familiares o amigos que rodean al enfermo, lo vean con otros ojos, que le brindan atenciones, que traten de no contradecirlo para que no se empeore, que lo acompañan y que le demuestran más el afecto.
Se dice que no hay enfermedades sino enfermos, porque en cada uno se manifiestan los síntomas de manera muy diferente.
Subjetivamente, pueden simbolizar distintas cosas, de modo que cada uno tendrá una forma personal de expresar una misma patología.
Científicamente está comprobado que el estrés puede ser causa de muchas enfermedades, porque produce una disminución de la inmunidad natural del organismo.
Estar desconforme, malhumorado, nervioso, ansioso, o demasiado apegado a las cosas y a las personas, produce estrés, y éste es un factor que contribuye a desencadenar trastornos de salud que a veces pueden ser serios.
Así como vive una persona su vida normal, esa misma actitud adoptará cuando está enfermo.
Si es una persona depresiva, negativa, quejosa y malhumorada, tenderá a estar de la misma manera o peor cuando caiga enfermo.
Si normalmente le cuesta tomar decisiones, demorará para ir al médico, se automedicará, se quejará, se preocupará, pero continuará dilatando la manera más rápida de encontrar una solución, que es por supuesto consultar con un facultativo.
En otros casos, desfilar por una gran cantidad de consultorios para lograr curar sus males puede cambiarle la vida a una persona frustrada o deprimida y cambiar esa condición.
Una enfermedad grave, que exija tratamientos complejos y difíciles de sobrellevar, puede representar simbólicamente el proyecto inconsciente de una persona para sentirse viva. Porque la posibilidad de la muerte próxima y la lucha por la supervivencia es una forma patológica de la búsqueda de sentido.
En el canal de televisión Encuentro, anoche se proyectó un documental sobre un lesionado cerebral de nacimiento que está en silla de ruedas, que gracias al apoyo y afecto de su familia, que priorizó su educación intelectual, entre otras cosas colabora en un programa en la radio FM 90.1.
A los dos años ya podía leer y por poca diferencia no llegó a ser considerado superdotado intelectualmente.
Con todas esas limitaciones se lo ve como una persona sumamente feliz, plenamente realizada, capaz de hacer cosas útiles y ayudar a los demás. Paradójicamente su limitación se conviertió en su posibilidad de trascendencia.
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