La Frigidez


La frigidez en la mujer es comparable a la impotencia en el hombre, pero su frecuencia es infinitamente mayor. No se sabe a ciencia cierta a qué se debe, las causas orgánicas son escasas, por lo tanto, las teorías que más se sostienen son las que la atribuyen a factores psicológicos.

Se define por la ausencia de sensación voluptuosa en la relación sexual. Puede ser total pero generalmente es parcial, cuando equivale al exclusivo placer erótico que produce el acercamiento y el juego sexual o la estimulación de zonas erógenas, sin lograr el clímax ú orgasmo durante el coito.

Sigmund Freud fue quien estudió más ampliamente el desarrollo sexual humano y reconocía que para la mujer, la evolución de la sexualidad a la etapa adulta resultaba más difícil.

Según su teoría sexual, experimentamos placer sexual desde que nacemos y cada etapa del desarrollo implica un cambio de zona erógena, es decir, la región del cuerpo que a esa edad es donde se siente mayor placer sexual. Aunque sexualidad para Freud significa mucho más que genitalidad.

La primera etapa es la oral, cuando el niño experimenta placer alimentándose del pecho materno. La segunda es la etapa anal, de dos a cuatro años, cuando la zona erógena predominante es la anal, el valor simbólico de las heces y la función de defecar. En esta fase se afirma el sadomasoquismo en relación con el desarrollo muscular. La tercera etapa es la fálica, de tres a cinco años, cuando juega con sus genitales y percibe placer al hacerlo. La cuarta es la etapa de la latencia desde los cinco a los doce años, entre la declinación de la sexualidad infantil y el comienzo de la pubertad, que representa una etapa de detención en la evolución sexual, apareciendo sentimientos de pudor y aseo y las aspiraciones morales y estéticas. A partir de la pubertad comienza la última etapa cuando el placer sexual se obtiene mediante el coito.

Todas las etapas previas de la madurez sexual estarán presentes toda la vida y serán necesarias y útiles durante las experiencias preliminares antes de la penetración en las relaciones sexuales.

Los traumas en cada etapa de desarrollo, por exceso de gratificación o por exceso de frustración, pueden producir una fijación, por lo tanto, puede permanecer ese modo de satisfacción inmaduro en la edad adulta, dificultando la evolución a una sexualidad más madura.

Es frecuente que los varones tengan experiencias homosexuales siendo jóvenes, debido principalmente a la dificultad para relacionarse con el sexo opuesto y a la oportunidad de realizar estas actividades con los amigos más íntimos.

Esta circunstancia, de ningún modo define al sujeto como homosexual, sino que tratándose de situaciones esporádicas y no de hábitos cotidianos, conducen a la evolución espontánea hacia la sexualidad normal con el sexo opuesto.

Lo mismo ocurre con la masturbación, que es el placer autoerótico por medio de la estimulación del pene en el hombre y del clítoris en la mujer.

Estas prácticas son naturales y tampoco producen mayores trastornos en la evolución sexual, siempre que no sea un acto compulsivo, causado muchas veces por situaciones de angustia o ansiedad, que de alguna manera puedan fijar este modo de satisfacción y mantener este hábito como único modo de llegar al orgasmo.

En la última etapa del desarrollo sexual, la mujer adulta tiene que cambiar de zona erógena, que en lugar de ser el clítoris se encuentra en el fondo de la vagina, en tanto que para el hombre seguirá siendo el pene.

Existen también factores culturales y sociales que inhiben a la mujer a demostrar excitación sexual y a disfrutar como el hombre.

Los hábitos de limpieza, la educación y la percepción que tenga cada uno, suelen entorpecer y modificar los estímulos naturales que existen para generar la atracción sexual, como el olor, el calor y el tacto.

Tanto el olfato como la sensibilidad al tacto son sentidos que los seres humanos están perdiendo por el predominio de los medios audivisuales.

Nos hemos condicionado a los desodorantes y al uso de jabón y perfume, y el olor natural humano termina yéndose por la cañería.

En una pareja estable existe la oportunidad de crecer juntos sexualmente y poder llegar a comprender cuál es el modo más adecuado y placentero de complacerse uno al otro.

En el sexo ocasional, las mujeres no suelen lograr relaciones satisfactorias.

Cuando hay frigidez no hay entrega.

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