Librarse para siempre de la timidez

Para muchos es un problema que se relaciona directamente con la inseguridad propia de la adolescencia.

Nada más alejado de la verdad. No obstante, el temor a no agradar, a no decir las palabras justas o en la forma adecuada, huir a los grupos y a todos aquellos conocidos con los que no exista una cierta intimidad, verse superado por los propios nervios, son características que algunas personas conservan mucho más allá de los dieciséis años.

Son los tímidos. Estos diez consejos pueden ayudarle a salir del problema:

■Véase de una manera más indulgente. Deje de pensar negativamente sobre sí mismo. No es ni más ni menos que nadie, y portanto junto a los defectos también habrá virtudes. Sáquelos a relucir.
■Pierda el miedo a hablar. Para ello es fundamental que utilice un todo audible y poner fé en lo que diga.
■Abra su mundo social. Propóngase el desafío de buscar nuevas relaciones sociales, ponga a prueba sus capacidades para ello.
■Presuma sólo de aquellas cualidades que pueda demostrar. No se engañe intentando fingir lo que no es, pues suele dar muy malos resultados. No busque las comparaciones con los demás, y tampoco caiga en la tentación de sobrevalorar a los demás e infravalorarse a si mismo.
■A la hora de actuar, no haga caso a su miedo. Siempre la peor solución es dejarse llevar por la tentación de posponer un encuentro o una decisión. Piense que nervio y miedos los tiene todo el mundo y lo que hacen es superarlos.
■No es cierto que la gente esté siempre juzgándole, valorándole o examinándole. Esa idea nace de su propia mente. Es usted mismo quien se juzga negativamente.
■Cuide su imagen. Un aspecto agradable, armónico, sano, agrada más a los demás y les predispone en su favor.
■En caso de que fracase, piense que todo el mundo alguna vez sufre una situación parecida y dese cuenta de que es imposible obtener siempre respuestas sociales favorables.
■Nunca se es el único responsable de los fracasos en las relaciones, pero sí de la mayoría de los éxitos.