Cuento: Del medio pollo
Érase una vez medio pollo. Tenía un ala, una pata, un ojo, media cola, medio pico, medio cuerpo, media cabeza. Siempre andaba con hambre, porque no podía retener nada de lo que comía. Por su medio estomago se le escurría todo. Por donde pasaba, sembraba desolación.
El medio pollo devoraba las plantaciones de trigo, de maíz, de arroz y también de lechugas, las legumbres y lo que fuera. Además, a pesar de tragarse un lago, un río, un mar con sus peces su sed no se calmaba…
Después de recorrer el mundo entero, al regresar a su desierto, se encontró con otro medio pollo, tan muerto de hambre y de sed como el. Al instante se amaron tal buenos hermanos. Decidieron juntarse. Apenas se aproximaron los medios cuerpos, sus carnes y sus huesos se pegaron. Dejaron de ser dos para volverse uno. Desde entonces, San Juan, como lo he llamado, se alimenta cada día con un grano de trigo y una gota de agua. Eso le basta para sentirse saciado…
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