EL DOMINIO DE SÍ MISMO


“ La esencia de la grandeza radica en la capacidad de optar por la propia realización personal, en circunstancias en las que otras personas optan por la locura.”


Saber emprender una tarea a la hora preestablecida, llevar a cabo resueltamente aquello de lo que uno preferiría evadirse; saber reprimir una palabra o gesto desagradables, estar a salvo de inadvertencias y faltas de atención que pueden perjudicar, moderar una tendencia negativa, regular el uso de las propias facultades, reaccionar serena y decididamente en circunstancias adversas, organizarse uno mismo, tener interés por aumentar los potenciales personales y controlar aquellos que no nos favorecen, etc., requiere de algo que cobra gran importancia: el dominio de sí mismo.
Esta facultad no se improvisa, sino que se adquiere mediante la práctica de discernimientos, de cierta firmeza en la conducta, que se puede fortalecer por medio de la ejercitación de un predominio rector de la escritura; esto llevará a amplificar las aptitudes de un individuo, a adquirir hábitos positivos, fortificar la estructura de la personalidad y su regencia, desde todos los puntos de vista, de acuerdo con un conjunto de decisiones juiciosamente elaboradas, a fin de lograr el equilibrio psico-emocional.

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