La inatención como vicio


El insuficiente control ejercido sobre un punto determinado, arrastra consigo toda serie de desequilibrios que parecen determinar irremediablemente la continuación del error inicial, generando un círculo vicioso que, traducido concretamente a los hechos, se transforma en un desorden individual y en un descontento que puede llevar a la persona a buscar la manera de procurarse contentamientos precarios e inferiores, distrayendo el rumbo hacia el objetivo inicial.
La inatención sostenida en el tiempo, lleva a la abulia, a la inacción y a la apatía. Pues es necesario dirigir y mantener voluntariamente en pensamiento, sin dejarse caer en lo atractivo de la dispersión hacia algo que aleja al individuo de su desarrollo psíquico y del dominio de sí mismo.
Al disponerse el individuo a ejecutar una labor atenta, del fondo de su inconsciente surge una oleada de imágenes que tratan de distraer su pensamiento, y apartarlo de aquella tarea. Son múltiples las solicitudes del exterior a interrumpir la ejecución de una labor en forma optima e íntegra, representando un llamamiento al placer inmediato.
Es necesario destacar que el placer es un estado psíquico, que es posible hallar en todas las ocupaciones a medida que se cultiva la atención voluntaria y el pensamiento se concentra en forma creciente.
Desde el punto de vista grafológico, veremos la capacidad de atención de una persona en los signos de puntuación, el punto de la I y de la J y en los acentos, en cuanto a su posición, altura y presión, regularidad en el escrito y forma. Tener en cuenta la adecuada posición de los puntos de las ies, es la base para juzgar la armonización de la inteligencia con la memoria. También debemos observar las letras inacabadas u olvidadas, pues estos son signos en los que se puede interpretar, junto con otros, la existencia de un mensaje que desde el inconsciente brega por salir a la superficie o, por el contrario, mantenerse fuera del recuerdo, en detrimento de la atención y la capacidad de concentración del individuo, no permitiéndole llevar a cabo sus tareas en forma completa o con la calidad que esta requiera.
En una breve ejemplificación diremos que, el punto adelantado expresa vehemencia, entusiasmo, precipitación; los puntos muy altos refieren ensoñación, idealismo, utopía; los puntos atrasados significan timidez, rechazo a ideas nuevas; el punto con poca presión: timidez, poca vitalidad.
En conclusión, para aumentar el poder de concentración, comenzar a incentivar el dominio de sí mismo y el autoconocimiento es necesario, entre otras cosas, hacer hincapié en la ubicación, forma y presión de los signos de puntuación, puntos de las I y J. A su vez, por medio de la autoobservación de las propias acciones, reacciones y pensamientos, se intensifica aún mas el ordenamiento diario, proporcionando un estado de serenidad y recogimiento sumamente sedante.
Preguntarse frecuentemente por qué se obra de cierta manera, si los móviles de la propia conducta se ajusta perfectamente a los principios individuales, a la verdadera intención, a la propia integridad psíquica, si satisface la propia voluntad o la ajena, ayudará a un cambio en el carácter, que hará persistir en los propósitos y, a su vez, la actitud serena, pero inflexible, modificará también el ambiente circundante.

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