Las claves cerebrales de la genialidad


Las claves cerebrales de la genialidad

Pocas horas después de morir, en abril de 1955, el cerebro del Premio Nobel Albert Einstein fue recuperado cual trofeo, trozado en 240 lonjas y guardado en jarros con líquido preservante. Desde ese momento, sólo un grupo selecto de científicos fue autorizado para pesarlo, medirlo y observarlo en sus más mínimos detalles. Todos los instrumentos existentes se usaron para estudiar este órgano, con la esperanza de poder descubrir las claves de su genialidad. Recién en 1999, algunos de los investigadores revelaron ciertas diferencias entre el cerebro del gran físico y los de otras personas. En el caso de Einstein, le faltaba un surco específico en una zona de la corteza cerebral responsable del pensamiento matemático. El hallazgo sugiere que esta ausencia, con seguridad, le permitía dedicar más conexiones neuronales a sus habilidades matemáticas…

Este episodio retrata la obsesión de la humanidad por conocer las bases neurológicas de las personas que destacan por una inteligencia superior o de los niños que son especialmente dotados en lo intelectual.

Todos quieren conocer cuál es el circuito cerebral maestro, que permite a algunos elegidos gozar de la fama de ser un gran matemático, un escritor inmortal o un filósofo sin par. Pero todo indica que no existe una clave única. Serían varios los factores que se combinan en la cabeza del autor de una obra, la que no sólo debe ser destacable, sino que representar un cambio radical de paradigma para la humanidad. Algo por completo excepcional.

LA COMBINACIÓN PERFECTA

Los diversos estudios revelan que en los genios existe una amalgama de creatividad, talentos y habilidades. Y aunque la mayoría de las personas se considera afortunada con poseer uno o dos de estos elementos, la ciencia hoy apuesta a que tener algo de los tres es más la regla que la excepción.

Las habilidades, en el sentido de las cosas que aprendemos a hacer bien, son las más extensamente estudiadas, porque son vistas como algo común que se adquiere con la práctica. Un estudio reciente advierte que se requieren 10 mil horas de ejercitación para poseer una habilidad.

Tras ese tiempo, las imágenes cerebrales de -por ejemplo- un guitarrista profesional, muestran que las áreas de la corteza motora encargada del movimiento de los dedos ha crecido a un tamaño mucho mayor que la de alguien que no toca este instrumento. Y la diferencia crece aún más cuando se empieza a practicar más joven.

LA PARADOJA DE LOS TALENTOS

Respecto de los talentos, son atributos que observamos en niños que rápida y espontáneamente desarrollan habilidades al nivel de un adulto experto. Esto sucede en disciplinas como las matemáticas, lenguaje, música o en destrezas espaciales, como la geografía. Lo habitual es que se inicie tan temprano como en la época preescolar.

Pero lo curioso de los talentos es que muchas veces se asocian a niños con cierto déficit como autismo o dislexia. Algo que sorprende, ya que al contrario de lo que uno esperaría, la inteligencia tiene poco o nada que ver con ser talentoso.

Los investigadores sugieren que los talentos inusuales en un área podrían representar una compensación a problemas que existen en otra.

En un estudio publicado este año, se observó que niños con talentos artísticos, que dependen del hemisferio derecho del cerebro, presentaban con mucha frecuencia problemas de dislexia y otras dificultades del lenguaje, las que están relacionadas con el hemisferio izquierdo.

Este es el caso de muchos creadores, como Leonardo da Vinci o el mismo Einstein. La explicación que se propone es que el cerebro normal funciona en permanente tensión y equilibrio entre sus dos hemisferios. Cuando uno de ellos presenta algún déficit, entonces deja de actuar como contrapeso del otro, gracias a lo cual el que no tiene problemas se desinhibe y expresa en plenitud sus capacidades, con resultados extraordinarios.

Esto ha llevado a plantear que estos niños con problemas de aprendizaje deberían ser animados a desarrollar sus talentos ocultos a su máxima capacidad, en lugar de forzarlos a corregirse por medio de entrenamientos especiales.

Otra característica de los talentos es que la balanza se inclina claramente hacia la naturaleza, es decir, se nace con ellos. Esto, porque en estudios de gemelos idénticos que han sido separados desde muy pequeños, cuando uno presenta determinado talento, el otro también lo tiene. Lo que sólo puede explicarse por la fuerza de los genes que comparten.

En el caso de las habilidades, por el contrario, lo que cuenta es el ambiente. Esto es, el entrenamiento y la perseverancia.

LA DESIGUAL CREATIVIDAD

Las personas tienden a verse a sí mismas como sin creatividad, por lo general, porque no tienen dotes literarias, no pintan o no cantan.

Lo anterior hace referencia a un reconocimiento formal. Por ejemplo, pintar tan bien como para ser llamado a exponer en una galería de renombre o ganar un premio literario. Pero esto corresponde más a una mirada social o económica de este atributo. Desde el punto cerebral, la creatividad no es sólo una forma diferente de actividad mental, sino que también está presente en todos los seres humanos.

Para los sicólogos existe una creatividad del día a día o habitual y otra que es destacada o eminente.

En el primer caso se deben cumplir dos criterios: que algo sea original o nuevo y que, además, sea significativo, es decir, que comunique algo a los demás.

Resolver un problema en el trabajo, manejar la dificultad que pueda tener un niño, lograr encontrar el camino de regreso tras perderse en una excursión o hacer un atractivo plato a partir de una despensa escasa, son ejemplos de esta creatividad habitual.

Pero la tendencia es no percibir estas acciones como creativas: las personas las llaman "arreglárselas" o "ser ocurrente". Pero en definitiva, es creatividad, un estilo cognitivo esencial para la vida, una capacidad fundamental para sobrevivir.

Nos permite adaptarnos a las circunstancias cambiantes de la vida o con ella podemos modificar estas circunstancias cuando es necesario.

Esta habilidad incluso impacta en la salud de las personas: flexibilidad, improvisación y la habilidad de tener nuevas perspectivas para ver la vida -todos rasgos de este tipo de creatividad- se asocian a una mayor longevidad.

También se ha visto que muchas actividades creativas mejoran la salud. Numerosos estudios muestran el éxito en la sanación de personas a través de la musicoterapia, dramaterapia y escritura libre, entre otras.

RECONOCIMIENTO SOCIAL

A diferencia de la importancia individual que tiene la creatividad diaria, la de tipo eminente o destacada es una actividad que nuestra cultura promueve y reconoce como significativa. Para ello entrega premios y concede honores, muchas veces con dinero.

Un atributo que se pensaba, según la disciplina en que se destacaba, residía más en un hemisferio cerebral que en otro. Hoy, esto se ha desechado y se sabe que en estas personas, la creatividad utiliza al cerebro de manera integral.

Al medir la actividad cerebral, se ha visto que las personas creativas registran una menor intensidad mental al resolver los problemas, respecto del promedio de la población.

Para explicar lo anterior, los investigadores proponen la teoría de la eficiencia, sugiriendo que estas personas no utilizan áreas del cerebro que son irrelevantes para resolver problemas. Además, tienen la capacidad de pensar y procesar en forma más ordenada la información.

Uno de los hallazgos más recientes que explican la creatividad está en el estudio de las personas sinestésicas. Son quienes al pensar en un número, ven un color. O una nota musical se asocia a un olor.

La explicación es que en ellos, un gen que ordena la poda de ciertas vías nerviosas está mutado y no cumple con su papel. Entonces, los sentidos quedan entremezclados y producen estos accidentes perceptivos. La sinestesia es más frecuente en ciertas familias, de artistas habitualmente.

UNA LARGA HISTORIA DE CREENCIAS TEJIDA EN TORNO A LOS GENIOS

En tiempos del Imperio Romano surge la palabra genio, suerte de entidad divina mágica que se suponía vivía en los muros del estudio de los artistas como literatos o poetas.

En ese tiempo, el genio era una especie de asistente que ayudaba a la persona a dar forma a su creación y era responsable del resultado de su trabajo.

En el Renacimiento, el hombre pasó a ocupar el centro del Universo y ser él mismo la fuente de inspiración divina. La genialidad era premiada con la fama y, en ocasiones, la riqueza.

Con el desarrollo de la ciencia se empiezan a buscar explicaciones materiales a la genialidad.

Se la asocia a un mayor coeficiente intelectual y un mayor tamaño de la cabeza, lo que con el tiempo se descartó.

Por otra parte, el estudio del cerebro de Eisntein reveló que lo crucial es el mayor tamaño de ciertas áreas cerebrales.

La excentricidad y ciertos problemas mentales, como la bipolaridad, cuentan también como facilitadores de la genialidad.

Fuente: http://www.revistabuenasalud.cl/

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