La familia y los ciclos de vida


La familia y los ciclos de vida

Todas las familias viven procesos de cambios de acuerdo a la etapa vital que van enfrentando, a eso se le ha denominado ciclos de vida en la familia. Ello es muy relevante en la medida que las necesidades de la familia variarán, de acuerdo a la etapa del ciclo vital en la cual se encuentra la familia. Es así como la familia con hijos pequeños requerirá de espacios de encuentro en torno al contacto corporal y el juego que son formas de diálogo, que si bien implican el uso del lenguaje, requieren del diálogo no verbal entre padres e hijos. En este primer período es tremendamente importante la expresión del amor y el desarrollo de vínculos de confianza y seguridad, basados en la satisfacción de las necesidades básicas del niño…

En la medida que los hijos se van adentrando en el mundo del lenguaje y su uso a nivel más abstracto, surgirán nuevas formas de conversar e interactuar en el lenguaje verbal de acuerdo a los intereses de cada etapa. Cuando los niños tienen entre 3 y 8 años el considerarlos interlocutores válidos, y escuchar sus fantasías, historias y preguntas, es de gran importancia para la formación de una buena imagen de sí mismo y para aprender modelos de comunicación abierta con los demás. En ese período es clave no juzgarlos, ni descalificarlos, sino permitirles que expresen sus fantasías y necesidades, procurando no forjar falsas expectativas en ellos.

Sin lugar a dudas el período de adolescencia será fundamental para el aprendizaje de formas de diálogo adulto, así como para la formación de vínculos de confianza y expresión de las opiniones y creencias, que los jóvenes van forjando, en contacto con el medio social y escolar. Este es un período por excelencia importante para la formación del joven, y el establecer una relación de confianza, para conversar los temas relacionados con la sexualidad y la vida de pareja, es fundamental para padres e hijos.

Una tarea, a veces difícil para los padres es aprender a aceptar que sus hijos piensen distinto a lo que ellos esperaban y no descalificarlos, ya que estos niños han aprendido de ellos a forjar sus propias opiniones y opciones. Y si el proceso ha sido exitoso tendrán la capacidad de decidir por sí mismos y asumir sus opciones, haciéndose responsables de sus actos.

La tarea de los padres en este proceso está en confiar y apoyarlos en los momentos de duda o necesidad de consejo sin juzgarlos, pero sin dejar de plantearles su opinión como padres acerca de las consecuencias para ellos y los demás. Lo difícil radica en la forma de hacerlo, ya que cómo suele suceder, la vehemencia y apasionamiento de los adolescentes, sumada a sus características evolutivas, tiende a enojar mucho a los padres, que terminan por ejercer su autoridad como una expresión de su molestia por el estilo arremetedor y crítico de los jóvenes en esta etapa.

Generalmente los padres que han optado por educar a sus hijos en base a la confianza y el diálogo permiten que éstos desarrollen una gran capacidad intelectual creativa y crítica, que si es respetada tomará un rumbo constructivo. Sin embargo si se los niega es probable que se transforme en un duro crítico al modelo paterno e inicie una lucha de poder con sus padres, tan típica de esta etapa y que por lo demás no es mala, pero ello implica de mucho esfuerzo y paciencia por parte de los padres.

Es importante destacar que la paciencia es la mayor de las virtudes para los adultos que deben interactuar constantemente con adolescentes en constante pelea por sus derechos y justicia, pocas veces preocupados de entender la perspectiva de los demás y especialmente de los adultos, en su rol de padres. Este último aspecto es el que marca el paso a la adultez y es una de las metas a alcanzar al final de la etapa juvenil.

Fuente: http://www.revistabuenasalud.cl/

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