Insomnio en adultos


El insomnio es por definición una disminución involuntaria del tiempo dedicado a dormir. El sujeto duerme menos de los que desearía y de lo que debería. El insomnio puede afectar a diferentes fases del sueño:


Adormecimiento: normalmente el insomnio afecta a esta fase a causa de situaciones o fenómenos de ansiedad, angustia o influencias ambientales (como luz, ruido, ...) y sobre todo ocurre en niños.
Dormición: el sujeto se duerme pero se despierta constantemente a lo largo de la noche. Se puede deber a situaciones de ansiedad, trastornos orgánicos cerebrales de todo tipo o a la edad (conforme se avanza en edad, el sueño disminuye y empeora).
Despertar: despertar precoz típico en depresiones endógenas. El sujeto se despierta muy temprano y no se vuelve a dormir pero tampoco se siente con fuerzas de levantarse de la cama.

CAUSAS
Dar con la causa real del insomnio que podamos padecer es primordial:


Angustia
Influencias ambientales
Edad
Trastornos orgánicos cerebrales
Trastornos psicológicos
...
La mayor parte de los insomnios son secundarios (consecuencia de otro trastorno) pero también existe un tipo de insomnio primario. Este tipo de insomnio primario no es muy frecuente y se sabe poco de él. Se estudia desde el punto de vista encefalográfico pero no parece presentar grandes alteraciones a este nivel, por lo que no se conoce la razón o causa de este tipo de insomnio. Podría deberse a una mala adecuación, problemas de personalidad, o una obsesión con respecto al sueño.

Otro tipo de insomnios son los debidos a razones somáticas: dolor, fiebre, picor, tos…malestar corporal. Estos son habituales en casos de alteraciones de la glándula tiroides (hipertiroidismo), administración de determinados medicamentos (broncodilatadores, antiinflamatorios en dosis altas, productos hormonales sobre todo si contienen testosterona, ...)

También puede ser debido a trastornos psiquiátricos, todos aquellos que produzcan estados de ansiedad, agitación, excitación, ... como son: la manía, la esquizofrenia, determinadas depresiones, demencias… Por último, hemos de tener en cuenta la existencia de estudios que demuestran la percepción distorsionada del tiempo cuando no podemos dormir: los minutos parecen horas. Ello significa que podemos pensar que hemos estado toda la noche despiertos cuando en realidad han sido solo dos horas.

TRATAMIENTO

Reeducación del sueño: Consiste en mejorar la higiene del sueño, controlar los estímulos que provocan insomnio y regular los horarios:

No ir a la cama hasta tener sueño.
No ver la televisión, leer o comer en la cama.
Separación mínima de una hora entre la última ingesta y acostarse.
Evitar las comidas copiosas.
Eliminar el alcohol ya que, a pesar de inducir el sueño, produce despertares precoces y reduce el tiempo total de sueño.
Reducir el consumo de cafeína y tabaco.
Practicar ejercicio físico regular, pero nunca antes de acostarse.
Mejorar las condiciones ambientales, reducir los ruidos y evitar las temperaturas extremas.
Restricción del sueño: Acortar el tiempo de cama al tiempo de sueño real. Ir adelantando poco a poco la hora de acostarse.
Terapias de relajación.
Establecer una rutina horaria para fijar el reloj biológico.
Tratamiento farmacológico: Los fármacos son empleados para tratar los síntomas del insomnio o las enfermedades, físicas o psicológicas, que lo originan. En el primer caso se administran hipnóticos antes de acostarse y en el segundo ansiolíticos, antidepresivos o neurolépticos. El paciente no debe automedicarse en ningún caso, ya que estas sustancias pueden empeorar su patología, generar resistencias o crear adicción.
El tratamiento debe ser establecido por el especialista médico, quien valorará la necesidad de administrarlos en virtud del origen y la gravedad del trastorno.

En cuanto a las técnicas de relajación, éstas son eficaces en la reducción de la hiperactividad fisiológica de los insomnes. Asimismo, la psicoterapia puede ayudar a que el paciente reconozca sus conflictos psicológicos o las experiencias traumáticas.

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