¿Cuál es mi vocación, para qué sirvo?


Se viene marzo, período en que se debe decidir qué carrera elegir. Es una elección importante y una apuesta a futuro, frente a la cual suelen haber más dudas que certezas. Lo ideal es tener una vocación clara, pero con frecuencia muchos jóvenes ni siquiera saben que implica el concepto. Una psicóloga educacional aclara el tema y da claves para tomar la mejor opción.




En los próximos días los medios y la publicidad nos inundarán con mensajes sobre el futuro académico. Pero por más información y ofertas que haya en el entorno, lo crucial es saber qué quiere uno hacer con su vida. Es clave antes de elegir una opción académica el tener claro cuáles son nuestras habilidades y qué actividades laborales calzan con nuestra personalidad y afinidades.

El dilema es en espacial complejo para jóvenes, quienes a veces ni siquiera tienen un desarrollo o madurez emocional suficientes como para tomar una decisión académica con proyecciones.

Algunos tienen definida cuál es su vocación y con ello el puzzle educacional resuelto, otros en cambio aún no han identificado con certeza su perfil vocacional. Incluso no faltan quienes se preguntan qué es vocación, llegando a pensar que simplemente no la tienen y sintiéndose a la deriva, sin saber qué rumbo tomar en los estudios y en el futuro mundo laboral.

La psicóloga educacional Catalina Valenzuela explica qué es la vocación: “La vocación tiene que ver con la motivación, deseo o interés de realizar una actividad o tarea cuando aún no se han adquirido las habilidades o competencias necesarias para realizarla, tiene que ver con un proyecto que se relaciona con mi desarrollo personal, donde se pueden canalizar las motivaciones e intereses que han aparecido a lo largo de mi desarrollo��?, afirma la especialista y académica de la Universidad De Las Américas.

Tanto los padres como los jóvenes se preguntan si a los 18 años se tiene la madurez y desarrollo suficientes como para determinar cuál es su vocación.

La psicóloga Valenzuela responde: “En general, los alumnos de esta generación están bastante confundidos y con ideas muy vagas de lo que quieren hacer el resto de su vida o qué habilidades concretas tienen. Es complejo que un adolescente tenga claridad absoluta sobre qué quiere hacer con su vida, en parte, por que están en pleno proceso de consolidación de su identidad y en parte, por que tienen una idea superficial e idealizada de sus motivaciones e intereses��?, señala la Coordinadora Académica de la Escuela Psicología, Campus La Florida, de la UDLA.

Cómo elegir bien

Si no se tiene claridad ni certezas respecto de la vocación, existen otros criterios a considerar que también son válidos para elegir qué estudiar.

“Como primer elemento es importante tener claro qué habilidades y competencias he desarrollado, es decir, saber para qué soy bueno, pero en lo concreto. No puedo pensar que soy bueno trabajando con personas, si mi único acercamiento ha sido reuniones sociales o trabajos escolares, es muy distinto trabajar en equipo con otros a ser sociable. Como segundo elemento es necesario reflexionar sobre cómo me proyecto como persona, trabajando en qué y con quiénes, haciendo qué cosas. En tercer lugar, creo importante aterrizar las propias capacidades, tomar conciencia de cuales son mis limitaciones y cuales mis fortalezas y con ello tomar una decisión vocacional que justamente permita que mis fortalezas se destaquen y mis debilidades se atenúen��?, aconseja la psicóloga educacional.

Cuando se terminan los plazos de matrícula y las dudas persisten algunas personas optan por cualquier carrera, casi por descarte, con tal de no pasar el año sin hacer nada y pensando talvez que con el tiempo le tomarán el gusto a la carrera elegida. Este apresuramiento no es aconsejable, en opinión de la profesional.

“Si la persona tiene clara el área donde quiere desempeñarse y está en la duda entre un par de carreras, a veces es recomendable que ingrese al mundo universitario y opte por una de las dos para que tenga un conocimiento más real de lo que está esperando. Si decide cambiarse, es altamente probable que pueda convalidar ramos y con ello no haber perdido el año. Sin embargo, si la confusión es muy grande, es decir, le gustan carreras de áreas muy distintas, es recomendable que se tome un tiempo para tomar la decisión habiendo investigado y conociendo concretamente qué hacen los profesionales de las áreas que le gusten y que tome una decisión con conocimiento de causa. De lo contrario es altamente probable que se decepcione de su elección y termine perdiendo el año y con una carga de frustración y desmotivación importante��?, advierte la psicóloga educacional Catalina Valenzuela.

Por último la especialista se refiere a la alternativa de no estudiar, mientras no se tenga claro en qué se quiere ganar la vida. “Esta es una muy buena opción, siempre que se haga un trabajo dedicado para tener la certeza de la carrera que voy a seguir. Lo anterior significa investigar e indagar en las carreras o las áreas que me interesan. Si voy a tomarme un año sólo para pensarlo, sin hacer ningún ejercicio concreto por mejorar mis opciones de decisión, lo más probable es que finalizado el año tenga las mismas dudas que en un principio��?, sostiene la psicóloga educacional.

Fuente: http://www.consumer.es

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