La autoestima


AUTOESTIMA

“La propia estima no puede ser verificada por los demás. Tú vales porque tú dices que es así. Si dependes de los demás para valorarte, esta valorización estará hecha por los demás.”

El concepto que tenemos de nuestras capacidades y nuestro potencial se basa en la personalidad y las experiencias a lo largo de la vida.
Lo que nos ha pasado, las relaciones que hemos tenido con los demás y las sensaciones que hemos experimentado, influyen en nuestro carácter y, por lo tanto, en la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Desde el punto de vista psicológico, autoestima es la capacidad desarrollable de experimentar la existencia, teniendo conciencia del propio potencial y necesidades reales. Es la capacidad de amor incondicional hacia uno mismo, que lleva a vivir orientado hacia el bienestar, el equilibrio, la salud y el respeto por las propias particularidades.
Debido a que los pensamientos y emociones son manifestaciones de energía, y en el organismo se presentan en forma de reacciones químicas y eléctricas, desde el momento en que somos concebidos comienza la carga de mensajes que recibimos del medio, primero de manera energética y luego psicológica. Estos mensajes se almacenan en el inconsciente y, junto a las experiencias positivas o negativas, forman el juicio que hago de mí mismo y mi propia reputación.
Una persona es su subconsciente y las ideas que tiene allí almacenadas. Así es que podemos hablar, de acuerdo con los mensajes positivos o negativos grabados en el inconsciente, de autoestima baja o alta.
Una persona con una óptima autoestima posee una visión de sí mismo y de sus capacidades realista y positiva, no necesita la aprobación de los demás y no se cree ni mejor ni peor que el otro; muestra sus sentimientos y emociones con libertad, afronta los retos con optimismo, intentando superar dificultades y asumiendo responsabilidades. Aprende de los fracasos, es creativo, innovador y le gusta desarrollar proyectos.
Una persona con baja autoestima, en cambio, suele ser alguien inseguro, que desconfía de las propias facultades y necesita de la aprobación de los demás, sin poder tomar decisiones por miedo a equivocarse. Suele tener una imagen distorsionada de sí mismo, tanto a nivel físico como de su valía personal o carácter. Todo esto produce un sentimiento de inferioridad, timidez y dependencia afectiva. Se siente deprimido ante cualquier frustración y abandona los proyectos ante la primer dificultad.
La desestima de la propia persona, nos conduce hacia un desorden emocional que, trasladado concretamente a los hechos, se traduce en carencias, frustraciones, vicios, malos hábitos, dependencias y círculos viciosos, limitando las potencialidades y la realización personal.
Podemos hallar también a quienes poseen una autoestima demasiado alta, lo cual tendrá como consecuencia el alejamiento de los demás, la falta de comunicación, demasiada rigidez e intolerancia, y el inevitable sentimiento de soledad. Esto debe considerarse tan negativo como el hecho de tener una autoestima baja puesto que, tanto una como la otra, acercan al individuo a círculos viciosos, adicciones, conflictos emocionales y hábitos no sanos para su persona.
Desde el punto de vista grafológico, podemos evaluar desde diferentes puntos, los signos que refieren a una autoestima baja, o a algún desorden emocional. Por ejemplo, por medio de la observación de la presión de la escritura veremos la fuerza vital, las barras de T nos darán cuenta sobre la voluntad y la calidad autoestimativa del individuo, los óvalos y la forma de las G nos guiarán sobre la energía y la capacidad para la realización personal, la comunicación con el otro; el orden en general del escrito nos mostrará cuánto de claridad de pensamiento y organización posee la persona.
Por otro lado se puede evaluar la evolución personal a través de la evolución antropológica de la escritura, pues cuando no existe cierta evolución escritural, tampoco existe desde el punto de vista psicológico-emocional, y ello representa un conflicto que, a su vez, produce signos característicos en los grafismos.
Una persona con autoestima baja tendrá una escritura con presión débil, tamaño pequeño, inclinación hacia la izquierda o con oscilaciones, sin demasiado desarrollo de la zona superior, óvalos pinchados, abollados, inacabados, barras de T pequeñas, bajas y de poca presión, incluso descendentes. Puede haber desorden general e ilegibilidad. Su firma será de tamaño pequeño, de posición centrada en la hoja o hacia la izquierda y con arcos, enmarañados y con poca legibilidad.
Una persona con autoestima demasiado alta tendrá una escritura en la que prevalecerán los ángulos, vertical; habrá presencia de ganchos, arpones, barras de T altas o sobrealzadas y adelantadas, mayúsculas sobrealzadas y de tamaño desproporcionado en relación con las letras siguientes de la palabra, presión con relieve, tamaño grande o muy grande.
Quien tiene una óptima regulación de la autoestima, escribirá con una presión firme y continua, prevalecerán las curvas, se verán guirnaldas, arcos y bucles, las barras de T estarán centradas, con altura media, habrá signos de velocidad, inteligencia y creatividad, el tamaño será medio o grande y extensa. Habrá orden y claridad en el escrito, los óvalos serán redondeados sin suciedades, y se verá una armonía general, pues será una escritura que transmitirá movimiento y vida.
En los ejemplos adjuntos veremos signos característicos de lo antes mencionado.
La reeducación escritural es un medio para lograr la regulación de la propia estima. Por medio de la grafoterapia se pueden lograr cambios profundos en el inconsciente del individuo, facilitando herramientas que fortalezcan el espíritu, la autoobservación y la armonización rítmica de las emociones y la escritura.
Así, por medio del aumento de la presión, de la velocidad y marcando una dirección especial y lineal en la escritura, lograremos un aumento de la autoestima. Para aquellos que tengan demasiada autoestima, se puede trabajar en la práctica realizando todo tipo de ejercicios que faciliten la ejecución de curvas, la inclinación dextrógira y la atención sobre los trazos finales, aumentando su tamaño, y del margen derecho, disminuyéndolo.
Por otro lado, en la terapia se utilizarán ejercicios y afirmaciones que enriquezcan el espíritu del individuo, favorezcan la capacidad de concentración, la autoobservación imparcial, aumenten la voluntad y la necesidad de evolución personal, teniendo como objetivo la libertad y armonía personal.
La autoestima, debe considerarse como el vórtice de todo desequilibrio emocional y/o psíquico puesto que, ya sea por autoestima baja o demasiado alta, se desencadenan los conflictos que llevan a la persona a una distorsión de la realidad, a depresiones, sufrimientos, adicciones y todo tipo de estados psíquicos negativos.
Por medio de una reeducación escritural, y el enriquecimiento espiritual del individuo, independientemente de sus conocimientos previos, se logrará una óptima regulación autoestimativa, la independencia, integridad, el dominio del medio, de circunstancias desfavorables y, por sobre todas las cosas, el dominio de sí mismo.

Fuente: http://psicologia.laguia2000.com/

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