Trastorno afectivo emocional (TAE)


Poco conocida por la mayoría de las personas, esta forma de depresión tiene su origen en la respuesta del cerebro a la disminución de la exposición a la luz natural. Aparece siempre en la misma época del año y afecta en su mayoría a las mujeres. Le contamos de qué se trata, cuáles son los síntomas y cómo tratarlo.

Cada otoño o invierno los pacientes con esta afección se cansan fácilmente, entran en dietas hipercalóricas de hidratos de carbono, aumentan descontroladamente de peso y tienen una ansiedad o tristeza exageradas. Se desinteresan por el contacto social y la mayoría de las veces los problemas en el sueño los vuelve irritables. Con la llegada de la primavera los afectados por este trastorno salen de la depresión. ¿De qué se trata esta afección?

El descubridor

Norman E. Rosenthal, jefe de la división Psiquiatría Ambiental del Instituto Nacional dela Salud Mentalde Estados Unidos, definió por primera vez el trastorno en 1984. Este término, relegado por la psiquiatría contemporánea, ha sido uno de sus principales pilares de investigación desde hace años, habiendo recuperado terminología y tratamientos usados en la psiquiatría clásica, buscando sustento en sólidas bases científicas para iniciar un tratamiento pionero en este campo, como es la terapia lumínica. Rosenthal publicó más de 200 artículos acerca de trastornos del estado de ánimo y regulación de los ritmos cronobiológicos.

¿Cuales son las causas del TAE?

Las teorías actuales sobre las causas de este fenómeno se centran en el papel que podría tener la luz solar en la producción en el cerebro de hormonas clave. Los expertos creen que dos sustancias químicas específicas en el cerebro, melatonina y serotonina, podrían estar involucradas. Estas dos hormonas ayudan a regular los ciclos del sueño, la energía y el estado de ánimo. Los días más cortos y las horas de oscuridad más largas en el otoño y el invierno pueden causar un aumento en los niveles de melatonina y una disminución en los niveles de serotonina, que podrían crear condiciones biológicas para la depresión.

¿Cuales son los síntomas?

Una persona con TAE exhibirá varios cambios particulares en la manera en la que siente y actúa normalmente. Entre los síntomas que se pueden presentar, se destacan:
Cambios en el estado de ánimo: la persona puede sentirse triste o irritable la mayor parte del día, por lo menos durante dos semanas en una época específica del año. Durante ese lapso, pueden aparecer sentimientos de desesperanza o de no valer nada. Además, generalmente hay una fuerte autocrítica y una mayor sensibilidad ante los comentarios de los demás.
Incapacidad para disfrutar: se genera una pérdida de interés en las cosas que se disfrutan normalmente. Hay una sensación de no poder completar las tareas como antes. Se dejan de lado las amistades y no se quiere participar en actividades sociales.
Cambios en el sueño: el individuo tiende a dormir mucho más de lo usual. Pernoctar demasiado puede hacer que sea difícil levantarse y prepararse para la escuela o el trabajo..
Cambios en la alimentación: aparecen muchas ganas de consumir carbohidratos simples (dulces, repostería, etc.) y una tendencia a comer más que llevan al aumento de peso.
Dificultad para concentrarse: El estudiante y/o el empleado tiene una mayor dificultad que la habitual para completar las tareas a tiempo y carece de la motivación necesaria. Las notas bajan notoriamente y aparecen los aplazos.
Pérdida del deseo sexual: el interés en el sexo y el contacto físico esta disminuido.
Poca energía: el cansancio inusual y la fatiga sin razón aparente son también parte del TAE y pueden hacer que las personas se sientan con poca energía.

El TAE en números
500.000 personas en Estados Unidos puede tener esta depresión que comienza en el invierno.
10 a 20% pueden experimentar una variante más leve.
4 veces mayores son las probabilidades de padecerlo en las mujeres en relación a los hombres. Lo mismo ocurre con las personas con parientes que han experimentado depresión.
Menores de 20 años: en general, no padecen esta afección. Aunque algunos niños y adolescenetes pueden sufrirlo. Para los adultos, el riesgo de contraerlo disminuye a medida que envejecen.

Los investigadores continúan investigando sus causas y por qué ciertas personas tienen más probabilidad que otras de padecerlo

Distintos tratamientos

Los médicos y profesionales de la salud mental lo diagnostican después de una evaluación cuidadosa. Será importante hacerse un examen médico para asegurarse de que los síntomas no se deban a una afección física que necesite tratamiento. Cuando se determina que una persona padece este trastorno, los médicos pueden recomendar alguno de los siguientes tratamientos:

Mayor exposición a la luz: teniendo en cuenta que los síntomas aparecen por falta de exposición a la luz y tienden a desaparecer solos cuando aumenta la misma, el tratamiento a menudo implica pasar más horas cerca de la luz en el invierno. Para una persona con síntomas leves alcanza con pasar más tiempo al aire libre durante las horas de luz natural. También es recomendable utilizar en el hogar bombillas de luz natural. Las bombitas de luz natural son un tipo especifico de bombilla de luz. Se diferencian de las comunes por que generan un tipo de luz que es muy similar a la luz natural. Usan una radiación reducida de rayos ultravioletas que permite eliminar los efectos nocivos de estos. Genera un efecto biológico estimulante y saludable.
Filoterapia: los síntomas más severos se pueden tratar con esta variante terapéutica. La misma incluye el uso de una luz especial que simula la luminosidad del día. Se coloca en una caja o panel de luz sobre una mesa y la persona se sienta delante de ella durante un periodo corto de tiempo todos los días (generalmente 45 minutos durante la mañana). Hay que mirar de reojo hacia la luz ocasionalmente y no de frente durante periodos largos. Los síntomas tienden a mejorar en pocos días en algunos casos o semanas en otros. Como en el caso de cualquier tratamiento medico, será necesaria la supervisión de un médico. No se deben usar camas solares para aliviar los síntomas.
Psicoterapia: se concentra en examinar los pensamientos y sentimientos negativos asociados con la depresión y ayuda a aliviar la sensación de aislamiento o soledad. El apoyo y la guía de un terapeuta profesional pueden ser beneficiosos. Además, ayuda a que la persona se informe más sobre su condición.
Medicamentos: los antidepresivos ayudan a regular el equilibrio de serotonina y otros neurotransmisores del cerebro, que afectan el estado de ánimo y la energía. Tienen que ser recetados y controlados por un médico.
Terapia con iones: una persona recibe de manera pasiva partículas con carga negativa procedentes de un aparato electrónico, llamado ionizador. Se trata de pequeños aparatos silenciosos que producen un intenso flujo de electrones que carga las partículas del aire pero que no es detectable con los sentidos.

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