La vergüenza y el pudor en el vínculo amoroso


Estos sentimientos que parecen estar tan fuera de moda siguen existiendo… y no son tan malos para la pareja.


Dice el diccionario Sopena:

- Vergüenza: “turbación del ánimo que suele causar rubor o encendimiento del rostro, ocasionada por alguna ofensa recibida, por una falta cometida, por temor a la afrenta, al ridículo, etc”.

- Pudor: “honestidad, recato”.

A algunas personas la vergüenza les impide cortejar a una pareja y terminan viviendo solas.

Otras forman pareja. Pero, por su recato, no se atreven a expresar su amor. Tienen problemas para disfrutar de la intimidad sexual y tratan de ocultar su cuerpo y toda forma de manifestación erótica del lenguaje o del gesto. Muchas veces se avergüenzan de su vergüenza. Aún persisten algunas creencias religiosas, de valores victorianos, que aprecian el recato corporal de las mujeres considerado, como un requisito para acceder al matrimonio burgués. Los tiempos postmodernos se burlan de dichos sentimientos tan incómodos. Sin embargo, los jóvenes suelen usar informantes o mensajeros del amor para declararse a la chica que les gusta, aún a riesgo de perderla. Eso les pasó a Cyrano de Bergerac y a Friederich Nietszche (entre otros). Inseguros de sus artes amatorias, transformaron a sus amigos en Cupidos que debían expresar su amor. Pero las amadas sucumbieron a los artificios del otro.

LOS CAMINOS DE LA VERGÜENZA

La vergüenza se forma en la infancia, junto con la identidad.

- Si los adultos significativos que nos crian nos proveen de cuidados, crece nuestra autoestima, el yo se fortalece y con el tiempo aprendemos a defender nuestros sentimientos, nuestros puntos de vista, nuestra forma de vida, nuestro cuerpo.

- Si, por el contrario, nuestros mayores no saben amarnos, si no nos miman, nos sentimos culpables y avergonzados por nuestra necesidad insatisfecha.

El primer sentimiento evolutivamente ante esto es de rabia. Pero la indefensión humana de los momentos iniciales determina que no podamos odiar a aquellos de quienes dependemos. En consecuencia, nos odiamos a nosotros mismos por no obtener lo que necesitamos. El movimiento siguiente es el sentirnos culpables y avergonzados por ello.

Dice Jean-Paul Sartre en “San Genet, comediante y mártir” que el niño pobre siente vergüenza de serlo. No sabe por qué no le dan lo que necesita para crecer física y psíquicamente. Y supone que no se lo merece. Se avergüenza de necesitar.

Puede apropiarse por la fuerza de los bienes ajenos o renunciar sintiéndose indigno y avergonzado por su necesidad. La que no puede sucumbir es su identidad, aunque persista un poco maltrecha. Luego, este sentimiento puede revertir en la pareja.


CONSECUENCIAS NEGATIVAS DE LA VERGÜENZA EN LA PAREJA.

- La persona oculta a la pareja las propias necesidades profundas de reconocimiento disfrazándose de autosuficiente y queda solo o sola sin apoyo afectivo.

- Rechaza el diálogo sincero para que el ser amado no descubra que “el rey está desnudo”, es decir que quien pretende ser muy seguro, en el fondo tiene vergüenza de su fragilidad humana.

- Sentimiento de futilidad: todas las conversaciones entre ellos suelen ser sólo informativas, carentes de afecto, para que no trascienda que ella o él es una persona vulnerable.

- No exhibe un cuerpo amoroso, erótico, sino un “cuerpo envase”, producto de los estereotipos de género, adornado, socializado, pero sujeto a un guión de comportamiento previsible donde el placer y el dolor están amordazados.

- Se siente como Adán y Eva en el Paraíso, que cuando se hicieron conscientes de su desnudo se avergonzaron por haber sentido placer fuera del permiso divino. La trasgresión del permiso paterno, origen del goce amoroso, signa la vergüenza.

FUNCIÓN POSITIVA DEL PUDOR EN LA PAREJA

En cada ser humano existe un monto de intimidad, un jardín secreto en el que nos deleitamos en fantasías y universos vírgenes. Este espacio de libertad es una especie de “reserva ecológica” personal.

George Steiner es un historiador de la cultura, autor de “Los libros que no he escrito”, (aún no publicado en castellano), donde propugna un retorno al Pudor, al espacio reservado a la vida interior. Como intelectual él lo necesita.

Agreguemos que a veces el pudor es necesario para la pareja actual, a la que bombardean algunos medios falsamente liberales. Le exigen a ella y a él una actitud exhibicionista para la que no se sienten preparados. Pero, como temen parecerse a sus padres puritanos, actúan como recién llegados a un campamento de nudistas. Sus falsas conductas de desparpajo tienden a que los aprueben. Es imprescindible que todos tengamos una actitud crítica que no ignore las ventajas del pudor y de la soledad íntima. Abrir la mente, los sentimientos y mostrar el cuerpo de manera consciente requiere cierto entrenamiento para no sentirnos expuestos a la mirada manipuladora de los demás. No todos quieren abrir su intimidad a su pareja o, por lo menos, no en cualquier momento. Hay que entrenarse para hacerlo.

MÉTODOS DE APROXIMACIÓN

- Accedamos a la reserva ecológica del amor por los senderos permitidos. Hablemos con tono tierno y con humor para acceder al jardín secreto ajeno. Sólo nos aventuraremos por caminos escondidos si nos guía un baqueano. Ése será el dueño del jardín.

- Pidamos permiso al otro para plantear lo que nos interesa conversar. No vamos a entrar en confidencias con el amado forzando la entrada de su intimidad.

- “Me gustaría que habláramos sobre si te agrada que te acompañe cuando trabajas”

- “Me siento torpe pero necesito que me expreses si te gusto como para estar juntos sin complejos”

- “Necesito conversar contigo sobre nuestros respectivos sentimientos en este momento. ¿Es posible?”

- “Tengo vergüenza de decirte que te quiero y de pedirte que me lo digas”

CONCLUSIONES

- El sentimiento de vergüenza parece ser más rechazado en la sociedad actual que el sentimiento de pudor.

- Una causa posible reside en que la sociedad estimula la audacia para poder conquistar el mundo y el vergonzoso es cauto por su incapacidad de reacción inmediata. Se inhibe y calla.

- Las conductas evitativas de la persona vergonzosa tal vez le impidan que forme pareja, pero si la forma puede enseñarle a la otra a que cada uno tenga un espacio íntimo de reflexión. Siempre que éste sea tema de acuerdos es más una ventaja que un obstáculo.

- La distancia que promueve la intimidad personal en la pareja abona el misterio del otro: siempre tan cercano y tan desconocido.

- Atravesamos una época en que casi los medios tratan de homogeneizar nuestros sentimientos. Poder apartarse, reservar ecológicamente nuestros afectos, nos preserva del Gran Hermano nivelador del orden común.

- El tímido, el vergonzoso, la pudorosa, la diferente, rechazan comportarse como se espera que lo hagan si esto presupone ignorar sus gustos y su sensibilidad.

- Quienes respetan su sentir, tienen el coraje de vivir su “verdad en el exilio”, como propone George Steiner. Y agrega: “quien tiene una dificultad, vive en un mundo ni mejor ni peor, diverso”. ”Solidario y solitario”, como quería Albert Camus. La consciencia de la diversidad permite la felicidad en la diferencia

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