Personalidad y Trabajo


La riqueza de la entrevista personal supera el recurso del análisis factorial.


La personalidad es la manera de ser y de funcionar que caracteriza a la persona humana, que incluye su comportamiento, disposición y rasgos esenciales.

Representa la organización más o menos estable y relativamente idéntica a sí misma en el funcionamiento psíquico de un individuo.

Los rasgos o disposiciones se forman por medio del aprendizaje y de la experiencia personal a lo largo de la vida y por el modo particular innato de asimilarla.

Dentro de los rasgos diferenciales de una personalidad se distinguen el carácter, el temperamento, las aptitudes y las características físicas.

Todo individuo humano tiene un carácter, un temperamento y una personalidad.

El temperamento es la base más o menos fija que subyace al desarrollo del carácter.

Los rasgos que indican el nivel de rendimiento o el grado de adaptación, como la inteligencia, la habilidad, estabilidad o actividad, o sea los contenidos de la personalidad, se denominan actitudes.

Cada actividad laboral requiere una característica de personal adecuada para un mejor desenvolvimiento y un mejor rendimiento, por esta razón es indispensable realizar una evaluación correcta de este factor en una selección de personal.

Para realizarla en forma profesional se utilizan tests. La construcción de los tests de personalidad está siempre limitada por la cultura, no obstante pueden dar datos precisos sobre las particularidades de cada postulante.

El análisis factorial de R. Cattell no deja de lado ningún aspecto importante de la conducta para el estudio de la estructura de la personalidad, proponiendo el análisis de una serie de factores como por ejemplo los siguientes:

El factor A está relacionado con el grado de introversión o extroversión; si es afable o desdeñoso, servicial ú hostil, cálido o frío, amable o severo, confiado o receloso, adaptable o rígido, afectuoso o distante.

El factor B se refiere a la inteligencia, si es esmerado o arriesgado, perseverante o inconstante, intelectual o tosco.

El factor C indica la estabilidad emocional y fuerza del yo; si es maduro o inmaduro; estable o versátil; flemático o emotivo; realista o soñador; tranquilo o nervioso; apacible o atormentado.

El factor E representa el grado de dominación o sumisión; si es seguro o dócil, independiente o dependiente, severo o indulgente, grave o natural, inconformista o conformista, firme o blando, de perfil alto o bajo.

El factor F nos da la expansividad; si es locuaz o silencioso, animado o deprimido, tranquilo o ansioso; expresivo o cerrado, rápido o lento

El factor G refleja el carácter; si es determinado o inconstante, responsable o frívolo, paciente o impaciente, comprometido o indolente, cuidadoso o inseguro, respetuoso o rebelde.

El factor H describe el grado de sociabilidad; si es sociable o tímido; audaz o prudente; seductor o reservado, frívolo o escrupuloso.

El factor I revela la sensibilidad emocional; si es exigente o moderado; imaginativo o realista; amable o descortés; sensible o insensible.

El factor L representa el grado de accesibilidad; si es celoso o no, vergonzoso o atrevido, gruñón o alegre, rígido o adaptable, indiferente o interesado.

El factor M indica los intereses prácticos; si es excéntrico o convencional; teórico o práctico; seguro o escrupuloso; expresivo o inexpresivo; expansivo o retraido.

El factor N proporciona datos sobre el grado de sofisticación o rusticidad; si es refinado o tosco; frío o cálido; exigente o satisfecho.

El factor O nos revela el grado de confianza; si es ansioso o plácido; confiado o desconfiado.

También desempeñan un papel en la estructura de la personalidad el grado de apertura, la suficiencia, la voluntad, el control de impulsos y las motivaciones.

Estos instrumentos de medición para la selección de personal no son suficientes aunque parecerían que no dejaran nada sin evaluar.

Sin embargo, lo que no puede hacer un cuestionario puede lograr una entrevista cara a cara, donde se puede evaluar el comportamiento de un candidato desde que entra a la oficina; su manera de saludar, de dar la mano, el modo de caminar, la postura, el tono de voz, la forma de hablar y de expresarse.

La riqueza de una entrevista personal no se puede comparar con el resultado de un cuestionario de preguntas.

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