Fobias urbanas: Terminar con los miedos a la ciudad


Sentir que alguien nos persigue cuando caminamos por la calle, que una persona se acerca para robarnos, que el smog de los autos nos producirá una enfermedad en la piel… todas estas son fobias urbanas. La ciudad se convierte en el gran monstruo al que tememos diariamente. Conozca cuáles son los miedos más comunes y aprenda a combatirlos.

Dicen que el escritor Jorge Luis Borges tenía una especie de fobia social y que, durante un buen tiempo, no pudo acudir a conferencias o entregas de premios por miedo a la gente. Igual le sucedía a Juan Ramón Jiménez, el autor de “Platero y yo”: cuando acudía a algún acto público, se quedaba cerca de la puerta para poder salir corriendo en medio de un ataque de pánico. Estos dos personajes sufrían de agorafobia, la afección más común que define a los llamados “miedos a la ciudad”. Muchas personas se sienten inseguras al cruzar la calle o comer en un lugar público, otras presienten que si alguien se les acerca es para lastimarlas de alguna manera. Se trata de miedos que van creciendo en las ciudades muy pobladas, alimentados también por la violencia incontrolable que emiten los medios de comunicación.

El miedo urbano, puede definirse entonces como un conjunto de fobias, y éstas son sólo prejuicios irracionales, intensos e incontrolables que las personas manifiestan, aún sabiendo que eso a lo que temen no representa ninguna amenaza real.

“Fibre” en la ciudad

Estas fobias sociales están relacionadas con determinadas situaciones en las que los individuos experimentan una incomodidad extrema. Incluso, pueden somatizarlas a través de la sudoración, falta de aire, mareos, palpitaciones y, en el peor de los casos, con desmayos.

Causas probables

Existen varias razones por las que una persona puede sufrir de estos trastornos. Una experiencia traumática de la infancia o una asociación directa o indirecta de algún acontecimiento perturbador pueden ser causas para generar un temor. La repetición de un mito, también causa miedos, en pueblos pequeños, pero también en grandes ciudades.

Por otra parte, ciertas prevenciones provienen de comportamientos instintivos, como el miedo a los animales peligrosos, o a las tormentas. Pero otros miedos son absolutamente culturales: noche de brujas, el número 13, etcétera.

Tres grandes grupos

Existen muchos tipos de fobias aceptadas por la psicología, pero todas estas se pueden agrupar en tres renglones:

1- Fobia social. Es, básicamente, el miedo a situaciones que requieren de socialización. Una de las razones que provoca este tipo de mal es el miedo a hablar con desconocidos o a encontrarse en una multitud. Las personas que padecen estos trastornos se sienten aisladas y tienen dificultades para llevar una vida familiar y laboral adecuada.

2- Fobia específica. Son más delimitadas, por ejemplo:

- A determinados objetos: muñecos, cuerdas, etcétera.

- Son muy frecuentes las vinculadas a la salud: una persona hipocondríaca.

- Las de tipo situacional: miedo a viajar en avión o a subirse a escaleras mecánicas.

- Fenómenos ambientales: a los truenos, el clima frío, entre otros.

3- Ansiedad generalizada. Es el caso más grave. Las personas experimentan angustia y preocupación en exceso frente a una variedad de acontecimientos. Se ha visto ante situaciones extremas como atentados o tragedias ambientales. Este estado mental puede manifestar problemas de salud como consecuencia del estrés.

Espacios públicos: fobias comunes

La agorafobia, es la fobia más común: se relaciona con el miedo a los espacios públicos donde la persona afectada se siente desprotegida y piensa que está en un lugar del que no podrá huir.

La agorafobia suele desarrollar en la persona afectada otros temores más específicos, tales como: temor a los lugares cerrados (claustrofobia), a las alturas (acrofobia), a estar rodeado de gente (fobia social), etcétera.

¿Dónde están los monstruos?

Algunas de las fobias más relacionadas con esa sensación de miedo que provoca la ciudad son:

- Acusticofobia: se trata del temor al ruido. Para muchos es un miedo injustificado pero es mejor conocer el caso antes de juzgar.

- Demofobia: el famoso miedo a las multitudes. Se relaciona con la agorafobia. El que padece esta condición trata de evitar los lugares donde hay mucha gente, tales como el cine, el teatro e incluso las reuniones.

- Cleptofobia: Miedo al robo, a ser robado o, incluso, a robar. Es muy común en las ciudades más pobladas.

- Hafefobia: es un miedo a ser tocado. También se conoce como afenfosfobia.

- Amaxofobia: Se trata de una fobia propia de los conductores que se sienten incapaces de manejar, aunque lo hagan. Se dice que la sufre aproximadamente el 33 por ciento de los conductores, en mayor o menor grado, pero sólo un pequeño porcentaje deja de conducir por sentirse profundamente afectado.

Otros temores curiosos, pero comunes:

- Dromofobia: miedo a cruzar la calle.

- Escoptofobia: temor a ser mirado o ser el centro de atención. Es muy común en los esquizofrénicos.

- Distiquifobia: miedo a los accidentes.

- Estenofobia: es una fobia a las cosas o lugares estrechos.

¿Cómo controlar las fobias a la ciudad?

Cualquier persona puede sentir temor en algún momento, pero si es reiterativo y se convierte en una fobia, lo recomendado es:

- Tener el diagnóstico de un especialista. Puede que lo que parece una fobia específica podría ser en realidad un trastorno de ansiedad, o algo circunstancial.

- Conocer los factores qué ocasionaron el temor, o qué lo predispone.

- Los métodos clínicos para erradicar una fobia son: la terapia de exposición, desensibilización sistemática, terapia cognitiva y terapias conductuales o de choque.

- También tratamientos alternativos como las terapias con Flores de Bach, los libros y grupos de autoayuda y la hipnosis.

- Para controlar una fobia en un momento específico pueden ser de utilidad las técnicas para controlar la respiración y la tensión muscular.

- Es muy común, cuando hablamos de “fobias urbanas” que éstas sean generadas por los medios de comunicación, por lo que se recomienda controlar su incidencia en nuestras vidas.

Para tomar en cuenta

- Al momento de tratar una fobia, lo principal es estar decidido a superarla y no desilusionarse si los resultados son tardíos.

- También es importante que las metas sean reales y no imaginar situaciones imposibles de cumplir. Por ejemplo: una persona que teme a los perros quizás nunca llegue a tener en casa dos sabuesos grandes, pero una mejoría puede ser sentir comodidad si se le acerca el perro del vecino.

- Se deben valorar todos y cada uno de los logros, ya que por pequeños que puedan parecer implican siempre un gran paso.

- El uso de psicofármacos no suele ser recomendado en el tratamiento de las fobias.

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