El valor de la crítica constructiva


Criticar es dar una opinión personal sobre algún tema. ¿Puede ser constructiva una crítica? Sí. Siempre que se haga para corregir los errores y mejorar nuestra vida. Algunos expertos la llaman simplemente “una observación”.

La crítica constructiva se fundamenta en el propósito de lograr un cambio favorable que beneficie a los demás. A través de ella se desarrollan los valores de lealtad, honestidad, sencillez, respeto, amistad, siempre y cuando podamos criticar y ser criticados con respeto.

Con frecuencia, corremos el riesgo de sujetarnos únicamente a nuestro punto de vista sin atender a las necesidades o propósitos que tienen los otros, por eso es necesario abrir nuestra mente, y aceptar la corrección y la crítica del otro. Se trata de un asunto de co-evolución, ya que hacer una crítica constructiva para ayudar a los demás es una actitud madura, responsable y llena de respeto por nuestros semejantes.Cada vez que una persona desea expresar su opinión o inconformidad con intención de rectitud, quiere hacer una crítica constructiva.

Escuchar con cuidado

A veces somos tan susceptibles, que sin la aclaración pertinente de que nos hacen una “crítica constructiva” nos sentimos agredidos. La idea es ser más sencillos y maduros y encontrar en cada corrección una oportunidad para cambiar y mejorar nuestra forma de vida. Es muy común que nos quejemos por todo lo que nos disgusta del trabajo, la casa, las personas, pero muy pocas veces hacemos un juicio objetivo y valiente sobre nuestro comportamiento y modo de pensar. De ahí la importancia de prestar atención a la crítica que ayudará a “construir” nuestra madurez.

Ser autocríticos
Antes de criticar a otro, debemos mirarnos a nosotros mismos y reflexionar sobre:
Examinarnos con el mismo rigor y criterio, no sea que tengamos los mismos defectos.
Reconocer nuestras intenciones, sentimientos y estado de ánimo antes de pronunciar las palabras.
Proponer descubrir lo bueno que tienen las personas, las instituciones y las circunstancias, que son las mismas que nosotros compartimos.

Una habilidad social

En la cotidianidad, todo tipo de crítica ofrece una opinión distinta a la nuestra, un punto de vista discrepante sobre lo que hacemos o pensamos y, por ello, nunca carece de interés.

A saber, una de las habilidades sociales más convenientes de aprender es el manejo de la crítica, ya que es una estrategia básica para solucionar problemas y conflictos interpersonales.

Al recibir una crítica pongámonos en la posición del otro, y viceversa. Tenemos que ser conscientes de que las propuestas de cambio pueden ser acogidas con desagrado por lo que debemos planificar una secuencia que facilite la aceptación de la crítica. Por eso sigamos estos pasos:
Definamos el objetivo a criticar y clarifiquemos nuestro comportamiento.
Describamos la conducta o situación que deseamos criticar, expresándonos con mensajes en primera persona, ya que son nuestras opiniones.
Si es oportuno, elogiemos los cambios puestos en marcha valorando el esfuerzo que han requerido de la otra persona.

¿Criticar a alguien?

Si nos corresponde hacer una crítica. Tomemos en cuenta:
La crítica o corrección tiene que surgir con respeto. La persona tiene que percibir que está siendo corregida porque se le quiere, no por envidia.
Utilizar el tono adecuado. El objetivo no es vencer, sino convencer.
Buscar el momento adecuado. En ocasiones una corrección deberá diferirse hasta que consideremos que la otra persona ha madurado lo suficiente para poder recibirla.
Evitar herir el orgullo del otro. Sería conveniente demostrar que también necesitamos ser corregidos en muchas cosas.
Quien corrige no se debe limitar a indicar los defectos, sino que debe de ofrecer un acompañamiento para superarlos. Tengamos en cuenta que cuando un defecto está muy arraigado en una persona, es posible que necesite tiempo y paciencia hasta llegar a superarse.

Estar abiertos a otras opiniones

Del otro lado del espejo, ahora somos nosotros los que recibiremos la crítica constructiva. Estemos atentos a:
Ser consciente de que hay muchos defectos propios que ignoramos pero son visibles a los ojos de los demás.
Aprovechar la ocasión para intentar cambiar actitudes o defectos que ya conocíamos.
Si es necesario, pedir ayuda a quien nos corrige, y confiar en que superaremos los defectos.
Razonar que es mejor ser criticado, que ignorado.

Diferencias entre las críticas “buena” y “mala”
La crítica constructiva no tiene mala intención, y da una posible solución. Por lo contrario, la otra, la malintencionada, lo único que busca es tratar de hacernos sentir mal o inferior por algo.
Una eleva la autoestima, la otra puede causar alteraciones emocionales y psíquicas, todo depende de la intensidad de la crítica y que tan mal fundamentada sea

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