Comunicación Familiar


El enfoque de la Programación Neurolingüística sobre una de las maneras de mejorar la comunicación familiar puede parecer mecanicista y manipuladora, sin embargo, si nos atrevemos a ponerla en práctica tendremos resultados.

Se sabe que al margen de los problemas que tiene que enfrentar una familia, hay modelos de comunicación que atentan contra la relación que mantienen entre ellos y provoca situaciones de violencia.

Las pautas de comportamiento que utilizan para llegar a eso, son comunes a muchos grupos familiares que también tienen dificultades, más que por las circunstancias por las que atraviesan, por la forma que tienen de comunicarse .

Lo más importante en la comunicación es estar consciente del efecto que creamos en los otros con nuestra forma de entablar contacto.

Las investigaciones demuestran que el mayor impacto que producimos en los demás está determinado por el lenguaje corporal, o sea nuestra postura, gestos y contacto visual. Alrededor del cuarenta por ciento del efecto depende del tono de voz y sólo el siete por ciento del contenido de las palabras.

No es tanto lo que decimos sino cómo lo decimos lo que marca la diferencia. Por esta razón no tenemos ninguna garantía de que la otra persona capte el significado correcto que intentamos comunicar.

Desde este enfoque, no tenemos que perder de vista al objetivo de la comunicación y no interrumpir el intento de comunicarnos hasta tanto no sólo sea interpretado correctamente el mensaje, sino también hasta que hayamos tenido la oportunidad de cambiar la conducta tantas veces como sea necesario hasta obtener la respuesta que buscábamos. Porque el significado de la comunicación es la respuesta que obtenemos y nada más que eso.

Para mejorar nuestras relaciones interpersonales la sintonía o empatía es esencial.

Cuando dos personas están en sintonía la comunicación parece fluir y tanto sus cuerpos como sus palabras están en armonía.

La sintonía crea credibilidad y para lograrlo deberemos respetar y apreciar la forma de pensar de la otra persona, manteniendo nuestra integridad.

La mejor manera de hacerlo es reflejando simétricamente al otro como un espejo, dado que cuando las personas se parecen unas a otras, se gustan más.

Igualar los movimientos, los tonos de voz, volumen, velocidad y ritmo al hablar puede mejorar la sintonía.

No necesariamente nos tiene que agradar esa persona sino que simplemente estaremos construyendo un puente para comprenderla mejor. De manera que si el significado de la comunicación es la respuesta que provoca, conseguir la sintonía es la habilidad para provocar respuestas.

Conseguir la intimidad apreciando lo que la gente dice, no nos obliga a estar de acuerdo con lo que digan; y una buena manera de hacerlo es eliminando la palabra “pero” del vocabulario y reemplazarla por “y si…”

Las palabras que empleamos reflejan nuestra manera de pensar y siempre nos llevamos mejor con los que piensan de la misma manera.

Pero también es interesante saber escuchar a los que piensan diferente y hablar en su propio lenguaje presentando las ideas en la misma forma en que ellos piensan sobre ellas, porque igualar el lenguaje logra maravillas para la sintonía.

Deberemos aprender que las afrentas familiares ya forman parte del pasado. Una vez ocurrido un hecho, ha terminado y ya no podemos dar marcha atrás y cambiarlo. Si no logramos disociarnos emocionalmente de ese recuerdo, cada experiencia relacionada lo actualizará y ya no estaremos respondiendo a los hechos presentes sino a la memoria de lo ocurrido con anterioridad.

No hay necesidad de que las cosas desagradables que nos hayan pasado nos persigan. Nosotros podemos ser los directores de nuestra propia película mental y decidir cómo queremos pensar sobre los hechos, más que estar a merced de las representaciones que parecen surgir por sí mismas.

Nuestros pensamientos son como la televisión, llenos de películas viejas que ya no queremos ver. No tenemos obligación de mirarlas, lo mejor que podemos hacer es cambiar de canal.

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