11 cosas que pueden separarte de tu pareja
Los comienzos de una relación siempre son lo mejor, pero la continuación también puede ser increíble si sabes sortear los típicos problemas que surgen con la convivencia, la confianza o ciertas circunstancias ajenas a vosotros. Para ayudarte, te hemos preparado un decálogo con once situaciones conflictivas y la solución para esquivarlas…
1. No compartimos las tareas domésticas
Ésta es una de las quejas más comunes entre las chicas, aunque no exclusiva del género femenino. Con que uno de los dos miembros de la pareja sienta que trabaja más que el otro en la casa de forma injustificada, está servido el conflicto. Cuando estamos ciegos de amor hasta nos hace gracia la ropa sucia por el suelo, los cacharros acumulados o las lavadoras por tender, pero cuando de verdad se convive, las tareas domésticas pueden convertirse en un verdadera infierno para quien las sufre.
Solución: Aunque te parezca incómodo, éste es un tema que debes dejar claro desde el principio. Hay que hacer un reparto justo y equitativo de las tareas en función de los horarios y responsabilidades de cada uno fuera de casa. No caigas nunca en el error de hacerlo tú porque no soportas verlo sucio ni tampoco exageres con las obligaciones de limpieza, ¡jamás antepongas la limpieza de la casa al sexo o al descanso! Si es él quien se queja de que haces poco en casa, esfuérzate, la clave de la convivencia es hacerle la vida fácil al otro.
2. Me aburro como una ostra
¿La rutina se ha instalado en tu vida? ¿Ya no te molestas en arreglarte para él? ¿No soportas estar siempre con su familia o metida en casa? ¿Te ha bajado la libido a los pies? Antes de buscar soluciones debes plantearte si sigues enamorada de él o se trata solamente de exceso de confianza, costumbre y confianza.
Solución: Combatir la rutina supone un esfuerzo permanente por parte de ambos, ya que siempre va a estar presente. La solución de emergencia es poner cierta distancia entre ambos para poder echaros de menos: tratar de no pasar las 24 horas del día juntos, pasar más tiempo con tus amigos, tener parcelas de independencia, buscarte ocupaciones que te saquen de casa y te hagan volver a verle con la distancia que antes te hacía querer estar siempre con él.
3. Su familia y su ambiente es diferente al mío
Algunas veces son las circunstancias externas las que hacen tambalearse una relación. Las diferencias socioculturales o incluso las familias políticas pueden interponerse fuertemente entre dos personas por mucho que se quieran. ¿Te sientes de menos en su ambiente o con su familia, o al revés? ¿Le quieres pero te gustaría que fuese más culto, o al revés? ¿No te gustan demasiado las costumbres de su familia, o al revés?
Solución: Se trata de cuestiones muy delicadas que hay que resolver con comunicación y tacto. Lo primero es no tratar nunca de aparentar o de ser quien no se es. Aunque se puede mejorar, no debes tratar de cambiar a tu pareja para que sea como tú quieres, te encontrarás con alguien insatisfecho y al que no conoces. Respecto a su familia, no intentes nunca separarle de ella, intentad ser flexibles y muy tolerantes para que el otro no se vea forzado a hacer cosas que no quiere o con las que no está de acuerdo. Las carencias culturales tienen mejor solución si ambos tenéis voluntad y el tema se trata con tacto y respeto.
4. Tengo un trabajo mejor que el suyo
Jamás te imaginaste que sería uno de esos hombres que se sienten amenazados porque su chica gana más que ellos o tiene un trabajo mejor, pero desde que te ascendieron intenta por todos los medios quitarte méritos o hacerte sentir por debajo de él. Está distante, malhumorado e incluso le ha bajado la libido; o al contrario, necesita demostrar que es muy hombre en todo los sentidos.
Solución: Habla claramente con él de lo que piensas, pero ten todo el tacto posible porque le costará mucho reconocer que está celoso de tu éxito. Intenta razonar la situación con él pero no permitas que te quite méritos. Si no cambia de idea e incluso se muestra machista en otros aspectos, piensa si quieres estar con alguien así. Si la situación es al contrario, trata de racionalizar por qué te hace sentir mal que él tenga un trabajo mejor que el tuyo. En el fondo de este tipo de comportamientos subyace un problema de inseguridad o falta de autoestima.
5. Ha habido una infidelidad
Éste es uno de los principales motivos de ruptura entre las parejas. Nadie puede saber a priori si va a llegar a ser infiel o no, pero hay personas que son infieles por naturaleza. El problema es la actitud que se adopte ante la infidelidad: mentiras, arrepentimiento, honestidad hacia uno mismo y hacia su pareja… También es importante la forma en que uno se entera de una infidelidad: por su propia pareja o por terceros.
Solución: Todo depende de la actitud de la persona que ha engañado. Si lo ha contado, si está arrepentida y fue algo esporádico, podéis sentaros a hablar si te ves capaz de superarlo. Pero requerirá un gran acto de madurez y racionalización de la situación por tu parte. Si uno de los miembros de la pareja sabe que tiene tendencia ala infidelidad, debería ser sincero al respecto, aunque esto suele ser una utopía.
6. Están ahogados con el dinero
El alquiler, las facturas, el auto, los niños, la hipoteca… Algunas veces tener una vida en común supone una pesada carga económica. Y si encima a alguno de los dos no le va bien en el trabajo, la preocupación se traspasa inevitablemente a la pareja. Es difícil mantener el buen humor y mucho menos la pasión cuando uno no sabe si va a llegar a fin de mes.
Solución: Para empezar, hay que intentar relativizar los problemas y tratar de reducir gastos; algunas veces el problema viene porque vivimos por encima de nuestras posibilidades. Si uno de los miembros de la pareja está especialmente preocupado por el trabajo o la situación económica, el otro debe convertirse en un apoyo, no en un elemento de presión. Ayudará mucho tratar de mantener el sentido del humor en lugar de pasarse el día quejándose. Los reproches o culpabilidades están totalmente descartados.
7. Vivír para nuestro trabajo
Algunas veces el trabajo acapara nuestra vida hasta el punto de dejar en un segundo plano a nuestra pareja. Todos tenemos obligaciones y responsabilidades y es lícito tener ambiciones laborales. Pero también hay que saber ponerse límites cuando el trabajo ocupa la mayor parte de nuestro tiempo. A la pareja hay que cuidarla y atenderla, es duro sentir que un trabajo puede ser más importante que una persona.
Solución: Lo mejor es sentarse a hablar con calma y razonando las situaciones con argumentos reales. Si él o tú tenéis un trabajo con mucha responsabilidad y es difícil cumplir los horarios, hay que pactar pequeñas cosas para intentar que el tiempo que pasar juntos sea sólo para ustedes. En este caso hay que buscar calidad en lugar de cantidad. Por otra parte, hay que descubrir si detrás de esa entrega desmedida al trabajo se esconde un problema de desamor, una evasión de la rutina o incluso una infidelidad.
8. Los celos no nos dejan vivir
Convivir con una persona celosa puede llegar a convertirse en un infierno. Si al principio te encantaba que fuera posesivo y te halagaba que te quisiera sólo para él, en poco tiempo esta situación te resultará insoportable. Lo más triste es que, además, la persona celosa sufre muchísimo por sus celos, que pueden llegar a convertirse en un problema psicológico.
Solución: Hay que sentarse a hablar. La persona celosa tiene que tener claro que no tiene motivos para preocuparse. Pero quien sufre el acoso no debe permitir que el otro limite sus libertades o acabe renunciando a sus amistades o aficiones. Hay que trabajar la confianza de la persona que sufre los celos para que poco a poco adquiera seguridad, y esto puede pasar por la visita a un psicólogo o un experto en terapias de pareja.
9. Uno de los dos no quiere tener niños
La maternidad o la paternidad pueden suponer un grave problema en una pareja. Ya no son sólo ellos los que retrasan el momento de ser padres; con su nueva posición social, son muchas las mujeres que posponen el asunto de los niños en favor de su carrera o su propia vida. Pero que uno de los dos no quiera tener hijos puede suponer un obstáculo insalvable para el otro.
Solución: La solución a este conflicto no es fácil, ya que chocan directamente los intereses vitales de ambos. La solución pasa por la comunicación sincera, ya que puede que uno de los dos no se sienta lo suficientemente enamorado del otro como para tener un hijo, le asuste la responsabilidad o considere que aún no le ha llegado el momento. En esta cuestión no se debe jugar sucio, ya que lo ideal es que el hijo sea concebido con el consentimiento de ambos. Si es un problema de tiempo, los avances de la medicina te lo ponen fácil; si es algo definitivo, hay que plantearse seriamente si se puede renunciar a ser padre o madre.
10. Hay un problema de egoísmo
Mucha gente que es fantástica con sus amigos o su familia, son tremendamente egoístas con su pareja. La causa puede estar en que no están acostumbrados a compartir sus cosas, su tiempo, su espacio o su vida con otra persona, o porque no se sienten lo suficientemente enamorados como para renunciar a su independencia. El egoísmo suele traducirse en tacañería emocional, en falta de atenciones y carencias de todo tipo.
Solución: Quien es egoísta debe saberlo para poder cambiar, si es que está dispuesto a hacerlo. Convivir con una persona egoísta puede resultar muy difícil y requerirá de grandes dosis de paciencia por parte de quien la sufre. Lo mejor es hacerle probar al egoísta su propia medicina en cosas que para él o ella sean importantes. Al iniciar una convivencia es muy normal sufrir este tipo de problemas, por lo que ambos deben tener paciencia con el otro.
11. No nos comunicamos
De todos, tal vez éste sea el problema más grave, porque impide la solución a todos los anteriores y puede ser el origen de un abismo insalvable en una pareja. Generalmente son ellos los que tienen más problemas de comunicación, porque las mujeres están acostumbradas a contárselo todo a sus amigas. Pero el verdadero reto no es hablar sobre lo que nos ha pasado durante el día, sino sobre lo que nos ocurre en pareja. Decir lo que nos hiere, nos hace sufrir o nos molesta es duro porque suele dejarnos indefensos frente al otro, pero es absolutamente necesario para tener una relación de pareja adulta y duradera.
Solución: Hablar, hablar y hablar. Es preferible comentar cualquier sensación o cosa que nos incomode, por pequeña que sea, a que acabe convirtiéndose en una bomba que explote en el momento menos esperado. La comunicación en pareja debe basarse en el respeto, en la escucha y en la tolerancia. No caben los reproches, las subidas de tono o los imperativos.
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