Sueño y Ocultismo


El ocultismo acepta como reales los fenómenos que no resisten una explicación racional, sin embargo no podemos negar que la ciencia a lo largo de la historia ha rechazado grandes descubrimientos por considerarlos ideas descabelladas.

Sigmund Freud se atrevió a formular la existencia del inconsciente, que es una instancia psicológica que no se puede observar científicamente en un laboratorio pero que él pudo demostrar teóricamente y a través de su experiencia clínica.

Su teoría tiene un innegable valor científico teórico y ha sido uno de los aportes más importantes en Psicología, para esclarecer y explicar muchos procesos psicológicos que permanecían ignorados.

En lo que se refiere al misterio de los sueños, Freud fue el que desarrolló la teoría más profunda para su interpretación.

Con respecto a la relación entre los sueños y los fenómenos ocultos, que son los que parecen ocurrir más allá de lo físico y que no obedecen a las leyes de este mundo, Freud estimó que como todo objeto científico, se debe tener la apertura suficiente como para proceder a verificar si son realmente capaces de ser observados y explicados, sin prejuicios.

Los fenómenos ocultos tienden a ser rechazados de plano intelectualmente por la razón, pero además la inclinación del hombre común en creer en milagros, adivinos y curanderos sin ninguna prueba observable de realidad, que hace posible que muchos tramposos se aprovechen de esa ingenuidad para beneficiarse, hace que sea razón suficiente para desvalorizarlos.

También es cierto que la historia nos indica que estos fenómenos han ocurrido siempre y todavía hoy suceden sin ningún cambio, y que las tradiciones y las religiones también contienen elementos milagrosos que trascienden el ámbito de lo físico.

Por lo tanto, este científico se atrevió a no dejarse llevar por los prejuicios y decidió observar los fenómenos ocultos.

Freud investigó el fenómeno de la telepatía a través de los sueños con numerosos pacientes, porque el estar dormido es un estado apropiado para que las personas reciban un mensaje telepático.

Pero el análisis de los aparentes sueños telepáticos le reveló que el mensaje telepático que se recibe es lo mismo que el recuerdo de algo ocurrido durante el día, como por ejemplo un pensamiento, que ha sido expresado en el sueño en forma simbólica por la elaboración onírica y puesto al servicio de los deseos inconscientes del sujeto.

Con respecto a la transmisión del pensamiento, se supone que ciertos estados de ánimo de una persona pueden transmitirse a otra sin emplear los medios de comunicación que conocemos.

Freud estudió distintos casos de personas que habían visitado a adivinos, o astrólogos para saber su futuro. Se dio cuenta que aunque los adivinos les habían pronosticados sucesos que nunca ocurrieron, los consultantes quedaron se quedaron muy conformes.

Después de una amplia investigación, Freud pudo inferir que en realidad algunos adivinos parecen poder captar los pensamientos de sus clientes, especialmente sus deseos más secretos.

De esta manera que estima altamente probable que exista efectivamente la capacidad de la transmisión del pensamiento.

Un adivino puede pronosticar la muerte inminente de un familiar del consultante y sin embargo esto no ocurre por mucho tiempo, pero lo que si es cierto es que su cliente reconoce haber deseado secretamente que muriera. De manera que lo que ha captado el adivino es el deseo inconsciente de su cliente y no el hecho en si mismo.

Con los sueños es lo mismo, porque revelan los deseos más profundos del sujeto en forma simbólica para evitar que la excitación de estos pensamientos le impida el buen dormir.

Para Freud, el insomnio no es otra cosa que el fracaso de la actividad simbólica onírica que mantiene despierta a la persona para evitar ponerse en contacto con sus deseos inconscientes.

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