Psicología Escolar


La escuela es el ámbito donde se detectan los problemas emocionales y de conducta de los niños, así como también sus dificultades con el aprendizaje, discapacidades motoras, disminuciones visuales y auditivas, síntomas de hiperactividad, falta de atención, impedimentos para relacionarse normalmente, fallas de carácter, así como también los trastornos derivados de un entorno familiar conflictivo, abandonos, falta de recursos, violencia.

Toda institución educativa debería contar con un gabinete psicológico que cuente con la participación de un psicólogo, un psicopedagogo y una asistente social, para la atención de los problemas puntuales de los niños que presenten dificultades, realizar las evaluaciones correspondientes, recomendar las derivaciones necesarias, apoyar a los maestros y contener y aconsejar a los padres.

En general, los problemas de aprendizaje se relacionan con el estado emocional del niño y su situación familiar. Es necesario ponerse en contacto con los padres e investigar sobre posibles malos tratos, desavenencias conyugales, agresiones físicas o verbales, la llegada de un hermanito, mudanzas, fallecimiento de personas significativas, falta de atención y contención familiar, ausencia de los padres, separaciones, divorcios, experiencias de aislamiento y soledad.

En un gabinete psicológico, el psicólogo se ocupa de los problemas de conducta y emocionales del niño, el psicopedagogo atiende las dificultades de aprendizaje y de la adquisición del lenguaje y el asistente social se dedica a conocer y atender la condición social de la familia.

El maestro es el que tiene a su cargo la detección de los posibles trastornos que pueda tener cada uno de sus alumnos que les impida cumplir con los requerimientos académicos.

La actividad del gabinete psicológico se orienta hacia la prevención de los problemas que se pueden agravar con el paso del tiempo.

Las disminuciones visuales y auditivas se suelen detectar recién cuando un niño inicia el ciclo escolar y no alcanza a ver el pizarrón.

Los problemas de hiperactividad se manifiestan en la conducta y la falta de atención y aunque el niño tenga una inteligencia normal, estas condiciones atentan contra su rendimiento en la escuela.

El solo hecho de atender en el gabinete a un niño hiperactivo con problemas de conducta y prestarle atención puede producir cambios, por esta razón es importante también que la maestra ubique a estos niños en los primeros asientos y los incentive con tareas adicionales para mantenerlos ocupados.

A veces ocurre que algunos niños se aburren en clases, principalmente aquellos que están más adelantados que los demás o que han recibido una estimulación más temprana.

El aburrimiento es ansiedad y esta condición impide a un niño mantenerse quieto o sentado y lo obliga a levantarse y pasearse o conversar con sus compañeros, ignorando a su maestra.

Es difícil enseñar en medio del desorden y el ruido, por esta razón el maestro debe comportarse con firmeza estableciendo los roles y las reglas en el momento del inicio de las clases, reglas que también deberá cumplir él mismo.

La relación maestro alumno deberá incluir un componente afectivo, ya que todo niño aprende fácilmente con alguien que le inspira simpatía y afecto.

Además de brindar información todo maestro tiene la oportunidad de formar a sus alumnos con el respeto por los valores humanos y la conducta ética, que también él deberá respetar, ya que un docente representa una figura significativa que puede influir notablemente en la formación de los alumnos.

Amar y cuidar a la naturaleza, aceptar al otro como es, compartir, tener paciencia, ser bondadoso, honesto y leal, respetar la ley, ser valiente y confiado y amar el conocimiento.

La escuela es el segundo hogar para los niños; y para el que no tiene la posibilidad de contar con una familia contenedora y estable, le quedan sus maestros y compañeros para identificarse y para que lo ayuden a llegar a ser quien es.

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