Psicología y Seguridad
Hoy en día el tema de la seguridad está en boca de todos y en particular en los medios de comunicación. Es una preocupación que se ha generalizado y que vuelve a ocupar la primera plana de los diarios cuando se produce algún incidente de violencia.
Desde el punto de vista psicológico la seguridad en esta vida no existe y simplemente es un término que no condice con la característica fundamental de la existencia, que es la incertidumbre.
No estamos seguros en ningún lado, ni siquiera acostados en nuestra cama ni con un guardia armado que nos siga a todos lados, porque todos nosotros estamos continuamente provocando situaciones que finalmente provocarán un efecto, deseado o no.
Esta vida se caracteriza por ser insegura, porque en todo lo que nos sucede existen elementos que intervienen que son la consecuencia de infinitas causas inconscientes que en su momento no hemos podido controlar.
Los accidentes en la vía pública son un ejemplo. Las estadísticas señalan que la mayoría ocurre por negligencia y que se hubieran podido evitar, estados de ánimo, crisis personales, cansancio por excesos, alcoholismo, y muchas circunstancias que se combinaron para que esa situación ocurra en ese momento fatal.
Sin embargo, la gente pretende vivir dentro de un marco de seguridad externa, independiente de sus propios actos, en una población donde el poder de la policía pueda evitar accidentes, robos, asaltos y homicidios.
El conocimiento de las estadísticas nos pueden hacer cambiar de opinión. Los primeros responsables de la mayor parte de los homicidios, según los especialistas en este tema, son los familiares de las víctimas. En segundo lugar sus amigos o conocidos y en tercer lugar, bien lejos, los extraños. Schopenhauer decía, con razón, “cada víctima es también un victimario” “cada accidente un acto deliberado””cada muerte un suicidio”.
Mucha gente circula por la vida desafiando a sus semejantes, creando conflictos o disputas a diestra y siniestra ignorando que cualquier agresión es como un boomerang que inexorablemente vuelve el día menos pensado.
La realidad suele ser el efecto de innumerables causas que se combinan para crear un presente único e irrepetible.
Estamos acostumbrados a proyectar nuestros propios miedos pidiendo policías para que cuiden nuestras vidas y nuestras pertenencias pero también somos capaces de hacer cualquier cosa para conseguir lo que queremos sin importar demasiado lo que esto exija ni sus consecuencias.
La coherencia interna y el amor al prójimo es lo único que nos puede brindar seguridad, tratando de transitar esta vida sin sembrar discordia ni odiar. Porque el odio genera más odio aún y nuestras conductas y agresiones son el origen de las venganzas, que son más las muertes por pasiones humanas que por robar.
Es inútil vivir rodeados de policías si se continúan provocando situaciones de conflicto.
El poder de la policía no es suficiente, porque el orden en la sociedad comienza con el amor en el hogar.
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