Los Ídolos
La definición de ídolo se refiere a una figura o imagen de una deidad pagana. Alguien excesivamente adorado o amado.
La idolatría consiste en identificar a la divinidad con el ídolo. Es una forma de fetichismo.
Freud describe una instancia de la personalidad denominada ideal del yo, que surge de la idealización del yo y las identificaciones con los padres, sus substitutos y los ideales colectivos y que es un modelo al que el sujeto intenta ajustarse.
Ve en este proceso la explicación de la fascinación amorosa, la dependencia frente al hipnotizador y la sumisión al líder, casos todos en los que una persona ajena es colocada por el sujeto en el lugar de su ideal del yo.
La eficacia del ideal colectivo proviene de la convergencia de los ideales del yo individuales cuando un cierto número de individuos han colocado un mismo objeto en el lugar de su ideal del yo.
El proceso de idealización lleva a la perfección de las cualidades y el valor del objeto que se idealiza. Este objeto es engrandecido y exaltado psíquicamente sin que se cambie su naturaleza.
La idealización, en especial de los padres, interviene necesariamente en la constitución, dentro del sujeto, de las instancias ideales pero no es sinónimo de la formación de los ideales de la persona ya que puede afectar a un objeto independiente, por ejemplo, idealización de un objeto amado o un líder.
Se puede observar que incluso en un caso amoroso, se halla siempre fuertemente marcada por el narcisismo y el objeto externo es tratado como el yo propio.
La idealización también tiene un papel defensivo siendo en esencia una defensa contra los instintos destructores.
La presión de la opinión de las masas es la fuente de las idealizaciones de líderes o figuras del espectáculo, principalmente en etapas tempranas cuando la identidad es poco firme.
Los ídolos surgen de la necesidad que tienen los grupos de diferenciarse y es un modelo para identificarse. Es una imagen que aglutina a grupos humanos que de un modo colectivo expresan un instinto social.
El ídolo impone pautas de comportamientos, modos de hablar, de decir, maneras de vestir, provocando una actitud casi religiosa frente a él que llega a convertir ese especial vínculo en un ritual.
Las oportunidades de conexión son como ceremonias compartidas por los adeptos que refuerzan el sentimiento común de pertenencia.
La formación de un ídolo es de naturaleza muy primitiva, las personas se reflejan en él porque expresan sus propias necesidades.
El hombre fuerte del mundo manifiesta invariablemente el principio masculino de voluntad y su fuerza depende materialmente de este hecho. Las personas magnéticas son las que pueden emplear su principio masculino para imprimir sus ideas sobre los demás. Estas manifestaciones del género mental pueden notarse en todas partes diariamente.
El hombre corriente está polarizado en su principio femenino mental y su principio masculino, en el que reside la voluntad, está inactivo e inerte.
Un ídolo se convierte en un mito si muere trágicamente, porque es una muerte colectiva del imaginario popular.
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