CÓMO ELEGIR UNA TERAPIA PSICOLÓGICA


En nuestra sociedad cada vez es más frecuente acudir al psicólogo, pero en el mercado nos encontramos con una gran variedad de profesionales que además actúan de diferente forma, y no siempre es fácil hacer una buena elección.

El primer paso es saber que se necesita la ayuda de un psicólogo, algo que no es tan fácil de determinar, ya que en nuestra práctica clínica nos encontramos en muchas ocasiones con personas que antes de acudir a nuestra consulta han pasado un largo tiempo padeciendo sin saber qué les ocurría, o simplemente sin saber que el origen de su malestar era psicológico; en otras ocasiones vienen de una larga andadura por médicos que no les solucionaban el problema. Muchos de los artículos de esta revista están encaminados a dar una información básica, coherente y sencilla de los problemas que pueden necesitar un abordaje psicológico, por lo que no nos adentraremos en esta cuestión.

Una vez determinado que se necesita la ayuda de un psicólogo es cuando puede encontrarse con el primer problema ya que no siempre tenemos cerca alguien que nos pueda recomendar uno, y debido a las diferentes orientaciones de los profesionales, aquel que nos recomiendan puede no ser el óptimo para nuestro problema.

Un criterio de elección puede venirnos dado por cuestiones generales, es decir, si la ayuda es por ejemplo para un niño, un adolescente, un adulto o un anciano, o si es un problema de pareja o un problema sexual. En la práctica los profesionales tienden a especializarse, y a ir ahondando más en estos bloques, ya que la diversidad de todos ellos es excesiva pues requiere métodos diferenciados. Así pues, es importante saber si el profesional en cuestión trata estos bloques.

También podemos dirigir nuestra decisión en función de si buscamos un tratamiento privado o no.
En España, en la Seguridad Social (SS) se ofrece tratamiento psicológico para una serie de patologías, que varía según las diferentes comunidades autónomas. Pero en casi todo el territorio nacional se ofrece asistencia psicológica de manera diferenciada a niños y adolescentes por un lado, y a adultos por otro. La psicogerontología, que sería el ámbito de actuación psicológica específica para ancianos, no suele estar diferenciada de la asistencia a adultos. Por otro lado, el abordaje psicológico de conflictos de pareja no se recoge en muchos sitios, así como los problemas de índole sexual, por lo que la alternativa es la consulta privada.

Respecto a la patología en adultos que se aborda en la SS, en casi todas las autonomías se encuentra en el registro de moderado a grave. Así, por ejemplo, la patología psicótica (esquizofrenia, trastornos psicóticos y trastornos de ideas delirantes), el trastorno bipolar, los episodios depresivos graves, los trastornos neuróticos graves, los trastornos de la conducta alimentaria, o los trastornos graves de la personalidad, reciben asistencia tanto psicológica como psiquiátrica, en dispositivos de la SS a los que se debe acceder mediante derivación del médico de cabecera. El abordaje de estos problemas es tanto individual como grupal, en dispositivos tanto de contención para las fases agudas como los hospitales, como en fases posteriores en centros de rehabilitación y soporte. Las drogodependencias también tienen un buen soporte dentro del sistema público, si bien suelen tener un circuito específico y diferenciado de atención, para el que también se puede obtener información a través del médico de cabecera.

Respecto a la patología en niños y adolescentes, se recibe asistencia para los trastornos generalizados del desarrollo (como el autismo), los trastornos por déficit de atención e hiperactividad, los trastornos disociales, oposicionista y desafiante, trastornos psicóticos, trastornos depresivos, trastornos de ansiedad o trastornos de la identidad sexual.

Es importante recalcar que la atención varía según las diferentes CCAA, por lo que el criterio del médico de cabecera o del pediatra en su caso, prevalece a la hora de determinar la derivación.

En el ámbito privado podemos encontrar la asistencia a todo tipo de problemas. En muchas ocasiones, como hemos dicho antes, la persona no sabrá lo que le ocurre (entre otras cosas es función del profesional determinar el diagnóstico o la problemática), pero ante la posibilidad de que la persona tenga una idea de lo que le ocurre, o haya intentado solucionar el problema sin éxito y se plantee una ayuda profesional, hablaremos de los diferentes tratamientos psicológicos y ante que problemáticas han demostrado evidencia científica en su abordaje, es decir, que tienen respaldo en investigaciones sistematizadas.

Un abordaje psicológico en sí mismo ofrece un soporte y una ayuda en un terreno en el que muchas personas se encuentran perdidas, y la elección puede venir determinada bien por el tipo de enfoque o bien por la problemática específica. Las orientaciones psicológicas principales son el enfoque conductual, el enfoque cognitivo-conductual, el enfoque humanista, el enfoque psicoanalítico y psicodinámico, el enfoque Gestaltico, el enfoque constructivista y el enfoque sistémico. Para patologías o problemáticas específicas, no todos estos enfoques han demostrado su utilidad, si bien hablamos de problemas claramente diferenciados; pero hay otros muchos problemas que tienen que ver con el manejo general de la persona, cómo afronta los problemas, sus rasgos de personalidad y otros muchos factores, que no configuran un diagnóstico claro pero si plantean sufrimiento de algún tipo en la persona que se plantea la ayuda. En estos casos no podremos determinar la elección en base a criterios científicos, sino más bien en base al tipo de enfoque, y si la forma de trabajar del terapeuta se adapta a las necesidades y a las expectativas de la persona.

En artículos posteriores describiremos las diferentes corrientes y enfoques psicológicos y presentaremos la evidencia científica que respalda la elección de algunos enfoques para problemáticas específicas.

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