
Un psicólogo es ante todo una persona muy observadora. Hay algunos que son extremadamente observadores, y se fijan en infinidad de situaciones, eventos, y cosas para poder conocer la personalidad de una persona. Una manía, se podría decir, del típico observador es la de analizar la decoración de un hogar ajeno. Con solo ver la disposición de los objetos en la casa de alguien se puede saber mucho sobre esa persona.
Hay estudios realizados sobre estas cuestiones que incluso arrojan limitadas conclusiones de que la disposición de los espacios personales como el hogar o el área de trabajo, pueden dar pistas sobre la personalidad de una persona.
¿Pero que tal sobre las parejas? ¿Es posible inferir algo sobre una pareja de acuerdo a cómo están dispuestos los objetos en el hogar? Un estudio realizado por Lohmann, Arriaga y Goodfriend sugiere que sí. Veamos un poco sobre ello.
En el estudio se le pidió a los participantes que se sentaran en el cuarto en el que solían recibir visitas y se les pidió que hicieran una lista de sus cinco objetos favoritos. Luego se les hizo una pregunta un poco diferentes: ¿Qué objetos ellos querían que fuesen notados por los visitantes?
Luego se les preguntó cómo esos objetos habían sido adquiridos. ¿Fueron comprados por ellos mismos, por su pareja, o juntos? La parte de juntos cubría la situación de si se los habían regalado, a uno o a ambos.
De estos datas se calcularon dos medidas: Marcadores de pareja, y manifestadores de pareja, el primero para el porcentaje de objetos favoritos adquiridos juntos, y el segundo para el porcentaje de objetos adquiridos juntos que ellos querían que los visitantes los notasen.
Resultados
Estos porcentajes fueron luego comparados con una serie de medidas valorando la salud de la relación de los participantes. Primero, los resultados mostraron que las parejas que estaban más unidos, y que percibían su relación como a largo plazo se inclinaron por que los visitantes notaran los objetos adquiridos juntos.
Y segundo, los resultados mostraron que las parejas más unidas tuvieron porcentaje más alto de objetos favoritos que habían sido adquiridos juntos.
O sea que este estudio es una buena ilustración de la forma en que el ambiente de una persona puede reflejar no sólo su personalidad propia, sino la de la relación que tiene con su pareja. A ver si revisan su propia sala de estar, tal vez tenga algunas verdades hogareñas.
Referencias
Gosling, S.D., Ko, S.J., Mannarelli, T., & Morris, M.E. (2002). A room with a cue: Personality judgments based on offices and bedrooms. Journal of Personality and Social Psychology, 82(3), 379-398.
Lohmann, A., Arriaga, X.B., & Goodfriend, W. (2003). Close relationships and placemaking: Do objects in a couple’s home reflect couplehood? Personal Relationships, 10(3), 437-450.
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