Nada en él se mantiene por sí solo, todas las cosas están unidas. Así que no importa qué tan distante pueda estar una estrella de nosotros; cuando cambia, los latidos de nuestro corazón también cambian. Y no importa qué tan lejos pueda estar el sol, cuando está muy alterado, nuestra circulación sanguínea también se altera. Cada once años una tormenta atómica tiene lugar en el sol. La última vez que esa gran tormenta atómica y tremendas explosiones estaban teniendo lugar, un doctor japonés llamado Tamatto hizo un sorprendente descubrimiento. Este doctor estuvo haciendo trabajos sobre la sangre de las mujeres durante veinte años. Existe una propiedad única en la sangre femenina que está ausente en la masculina. Al momento de la menstruación la sangre de la mujer se adelgaza, pero la del hombre siempre permanece igual. La sangre de la mujer durante la menstruación se adelgaza; al momento de la gestación su sangre también se adelgaza. Según Tamatto, ésta es la diferencia básica entre la sangre del hombre y la de la mujer. Pero cuando estaban aconteciendo tormentas de energía atómica en el sol con gran intensidad, la sangre del hombre también se adelgazaba. Este fue un fenómeno muy novedoso. Antes de esto, nunca se había registrado que la sangre del hombre fuera afectada por alteraciones en el sol. Y si la sangre puede afectarse tanto, entonces cualquier cosa puede ser afectada.
Hay un pensador americano, Frank Brown, que ha estado trabajando en la seguridad y comodidad de los viajeros espaciales. Durante la mitad de su vida, su trabajo ha consistido en asegurarse de que los hombres que viajan al espacio no enfrenten dificultades. El problema más serio es saber cómo se verán afectados al momento de abandonar la Tierra. Nadie sabe con cuánta radiación atómica se encontrarán o cómo les afectará.
Durante dos mil años después de Aristóteles, en occidente ha existido la idea de que el espacio está vacío, que no hay nada ahí: A doscientas millas de distancia de la Tierra la atmósfera se termina y existe sólo el espacio vacío. Pero las investigaciones de los viajeros del espacio han probado que esta idea está equivocada. El espacio no está vacío, está muy lleno. No está ni vacío ni muerto; está tremendamente vivo.
Lo cierto es que la capa de doscientas millas de extensión de la atmósfera de la Tierra impide que nos lleguen muchas influencias dañinas. Pero en el espacio todo tipo de corrientes extrañas está fluyendo, cuyos efectos tal vez el hombre no sea capaz de resistir.
Te sorprenderás al enterarte de esto, y te reirás, pero antes de que Frank Brown permitiera que el hombre fuera enviado al espacio, él envió una papa al espacio. Desde el punto de vista de Brown, existe muy poca diferencia esencial entre un hombre y una papa. Si la papa se pudre, entonces el hombre no puede subsistir; si la papa sobrevive, el hombre también sobrevivirá. La papa es un organismo muy resistente, y el hombre es muy sensible. Si aún una papa no puede subsistir en el espacio, entonces no hay esperanzas de sobrevivencia para el hombre. Si la papa regresa con vida, y si brota luego de haber sido sembrada en la tierra, entonces el hombre puede ser enviado al espacio. Sin embargo, aún así habrá preocupación sobre la capacidad del hombre para sobrevivir.
A partir de este experimento, Brown probó algo más: que la semilla de una papa plantada en la tierra, o cualquier otra semilla plantada en la tierra, crece sólo en relación al sol. El sol por sí solo la despierta y la anima a surgir. El sol por sí solo anima al embrión de la planta e induce su crecimiento.
Brown también hizo investigaciones en otro campo. A este otro aspecto aún hoy no se le ha dado un nombre apropiado, pero en el presente es llamado herencia planetaria. Existe otra palabra en inglés, horóscopo, que viene del griegohoroscopos. El significado de la palabra horóscopos es: Yo observo los planetas que surgen.
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