Tal y como coinciden en afirmar muchos expertos, no existe la complementariedad perfecta en la pareja, ya que cada uno de nosotros somos seres humamos individuales, personas inviduales en sí mismas.
Es precisamente por esta principal cuestión por lo que, hasta cierto punto, es “normal” que aparezcan conflictos, desacuerdos o situaciones problemáticas en las parejas.
La convivencia consiste por tanto en un momento importante entre dos personas que se aman, ya que nos permite conocer las diferencias de cada cual y aprender a asimilarlas como algo tan respetable como complementario.
Pero cuando surge el conflicto y las discusiones de pareja, vemos precisamente en el otro lo que no queremos que sea, y tendemos a pensar si, en realidad, no es la persona con la que en definitiva deseamos estar el resto de nuestra vida.
En estos casos no debemos tratar de cambiar al otro, según nuestras preferencias o gustos personales, sino aceptarlo tal y como es, y si en definitiva se produce algún conflicto, discusión y pelea, tratar de hablarlo con la mayor de las calmas posibles, tratando de negociar y teniendo en cuenta sus características particulares como persona individual.
La cuestión en la mayoría de los casos, es tratar de aceptar al otro tal y como es, y de tratar de solucionar muchos de los conflictos que puedan surgir hablando y confiando en el otro.
Porque una discusión es cosa de dos, y no comienza si uno no desea, y porque existen formas de solucionar los conflictos y tratarlos de forma sincera, relajada, y sobretodo ecuánime y objetiva.
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