Es una enfermedad en que el individuo que la padece es avasallado por pensamientos violentos, angustiantes y hace rituales para evitarlos. Puede aparecer en la infancia.
Obsesión por la limpieza, por verificar todo, por acumular, por ordenar simétricamente. En otros casos el fenómeno se inclina hacia lo compulsivo: el sujeto ve una tijera y teme sufrir el impulso de clavársela a un ser querido.
La persona con TOC cree que si no concreta el ritual, se va a desencadenar un hecho trágico. Claro que esos rasgos deben persistir durante mucho tiempo para considerarse una enfermedad. Y en el caso de los chicos, esos rasgos no deben confundirse con la necesidad de repetición que forma parte de su proceso de aprendizaje.
El cuadro tiende a cronificarse determinando después de algunos años episodios depresivos secundarios generalmente severos y con alto riesgo de suicidio.
Esto indica claramente una enorme tendencia al ocultamiento o desconocimiento del tema por parte de los pacientes y de los médicos peor aún considerando que los nuevos tratamientos producen notable alivio sobre los síntomas, restableciendo la capacidad laboral del paciente. Las características muy particulares hacen que el paciente lo viva con prejuicio y vergüenza, no contándole ni siquiera al médico su verdadero problema.
En otros casos el "yo soy así" justifica el cuadro, que persiste durante años arruinando la calidad de vida del paciente, restándole capacidad de concentración y trabajo y a veces sumiéndolo en interminables rituales que intentan controlar la situación.
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