Cuando las mujeres dicen que han pasado una buena noche


Existen mujeres que aseguran que una buena noche de sexo depende más que nada de la preparación anterior. Es decir, un buen vino, una buena comida, y la intención y la actitud de complacer al otro bastan. Luego, sólo hay que dejarse llevar.

Otras dicen que lo que prefieren es un hombre que sepa hacerse cargo de la situación. Así como en el tango, donde el hombre guía a la mujer para que ella se luzca. Es decir, el hombre debe saber ser firme pero sin dejar de ser un caballero, hacer que la mujer se sienta más mujer pero sin dejar que ella tome el control. La lucha escondida de poder parece ser algo divertido.

Muchas mujeres juzgan una buena noche de sexo a partir de cuánto ellos se han esforzado en complacerla. Es necesario un trabajo previo, por así decirlo. Besos en la oreja y en la nuca, besos por todas partes, susurros, suspiros y caricias. Todo lo que parece accesorio es lo que en realidad hace la diferencia de una buena noche de sexo con otra que se prefiere olvidar.

A decir verdad, no sólo depende de qué mujer se trate sino también de en qué momento se encuentren . Una misma mujer puede querer una cosa un día pero de seguro, al día siguiente, pretenderá otra cosa distinta. Un día amabilidad y delicadeza, al día siguiente arrancar las ropas y hacerlo sobre la mesada de la cocina. Sí, nunca puede saberse lo que ellas quieren.

Hacerse desear, esa parece ser otras de las claves. Muchos dicen que la histeria es lo que hace girar al mundo y esto es aplicable al sexo. Caricias y besos que excitan hasta lo insoportable y aún así esperar un poco más antes de entrar en el sexo propiamente dicho. Es el juego de quién espera más, quién puede resistir más tiempo. Parece ser que es una buena herramienta para asegurarse una mujer satisfecha al terminar la noche. También es posible que ella se aburra y se vaya. Siempre hay que correr riesgos.

Ser espontáneo. El mejor sexo llega cuando menos se lo espera. Cuando los dos están excitados sin otra razón que estar uno cerca del otro, y no esperar hasta llegar al cuarto sino hacerlo ahí mismo.

Saber interpretar el ritmo. Para muchas mujeres, gran parte de llegar a un orgasmo depende del ritmo. Comenzar de forma lenta y suave y luego acelerar e intensificar. Se debe sentir a la pareja, interpretar lo que la pareja necesita en el momento preciso. Muchas mujeres se quejan del sexo automatizado, como una máquina. Es necesario que los hombres estén atentos y con todos sus sentidos alertas para los cambios de ritmos, posiciones y sensibilidades.

También hay que decir que muchas mujeres no se animan a decir lo que las hace sentir mejor, y muchas veces es difícil para los hombres adivinarlo. Un par de palabras o un pequeño movimiento de la mano pueden hacer toda la diferencia.

Conclusión

La conclusión que se puede sacar de todo esto es que no existen dos mujeres iguales que le satisfagan exactamente las mismas cosas.
La solución: perder los miedos, despojarse de los tabúes y mucho diálogo.
Preguntar qué es lo que más le gusta, probar cosas nuevas, experimentar y, sobre todo, intentar complacerla.
Y cuidarla

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