¿Por qué nos quedamos pegadas?...Mujeres que se resisten a crecer


Hay féminas que se resisten al paso del tiempo, a los cambios, y que se visten y actúan como jovencitas, llegando a competir, incluso, con sus propias hijas. La sicóloga Andrea Marín, explica que se puede caer en este comportamiento cuando hay una inmadurez emocional y la persona tiene un desfase en sus etapas de desarrollo.




La mamá de Anita tiene 50 años, el doble de su hija, pero representa una década menos. Como sus piernas son contorneadas, y todavía arranca piropos en la calle, viste minifalda y blusas ajustadas. Cuando anda con su hija algunos suelen preguntarles si son hermanas…

Esta es una escena que para muchos puede resultar muy familiar. Y es que actualmente existen muchos casos de mujeres de cuatro décadas y más, que simplemente no asumen el paso del tiempo, se resisten a envejecer, es decir, se quedaron “pegadas��?. Algunas intentan competir con sus pares más jóvenes, incluso, con sus propias hijas en el vestir y en otros comportamientos.

Al respecto, la sicóloga Andrea Marín, explica que hay dos grupos de mujeres que pueden caer en este fenómeno. En el primero, se encuentran aquellas féminas inmaduras, que sufren un desfase en las etapas de su desarrollo. Y el segundo caso, agrupa a esas mujeres muy “activas en lo cognitivo��?, opinantes, que no quieren mantenerse al margen de la actualidad.

La sicóloga explica que en el primer caso están aquellas féminas que sufren el complejo de “Wendy��?, que es similar al de Peter Pan en el hombre. “Se trata de mujeres que no quieren crecer. Son personas que se resisten totalmente a los cambios. Las variaciones fisiológicas que sufren, les van indicando que sus etapas de desarrollo están cambiando, pero éstas hacen caso omiso de ello. Y no es que no se den cuenta, sólo que se oponen a que el proceso ocurra y se comportan como si tuvieran muchos años menos. Se visten en forma juvenil y socialmente pueden tener actitudes que no corresponden a su edad. Salen a fiestas y se relacionan con personas que podrían ser sus hijos��?, afirma la profesional.


Adolescencia tardía

No se vaya a pensar que a las mujeres que se quedaron “pegadas��? no se les nota la edad, sostiene la sicóloga.
“Una mujer de 50 años se puede ver regia, pero todos saben la edad que tiene. El punto es que sicológicamente no se comporta según el calendario. Su desarrollo es disarmónico; en la inteligencia tiene una edad, y en lo corporal, otra��?, afirma.

Agrega que en algunos casos puede suceder que el cuerpo hasta retrase los procesos sociológicos como la menopausia. Una mujer que no quiere crecer puede retardarla hasta los 55 años, asegura la profesional.

A juicio de la sicóloga, las mujeres pueden adoptar este tipo de comportamiento por diferentes causas. La principal es cuando no disfrutaron adecuadamente cada una de las etapas de su desarrollo.

“Estamos hablando de personas que se perdieron el disfrute real. Se saltaron la fase de la adolescencia y la viven tardíamente. Y esto es común que ocurra, porque hace algunos años la gente se casaba muy joven y se pasaba por alto algunas fases o etapas de su vida, que una vez adultas y maduras quieren comenzar a vivir��?, aclara.

Mujeres que sienten que tienen algo que decir

El otro grupo de mujeres maduras que en algún momento puede adoptar un comportamiento atribuible a sus pares más jóvenes son aquellas que simplemente se “empezaron a subir a los cambios��? un poco más tarde que el resto, lo que no se relaciona con inmadurez.

“Son mujeres muy activas en términos cognitivos que sienten que tienen muchas cosas que decir. Están ansiosas de participar, no se quieren perder las cosas, y su actitud no tiene nada que ver con que se sientan más jóvenes o no quieran aceptar la edad que tienen��?, explica la profesional.

A esas mujeres que se sientan identificadas con el complejo de “Wendy��?, la sicóloga les aconseja que busquen redes de apoyo con personas de edad similares con las que puedan compartir los mismos intereses. Estos grupos pueden encontrarse en los centros comunitarios.

“El problema es tratable con terapia, porque se relaciona con la satisfacción de necesidades. Es equiparar lo que se quiere ser con lo que se es

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