¿Es Hipocondríaco/a?


La palabra "hipocondríaco", popularmente implica cierto grado de simulación o excesiva imaginación.
Los griegos utilizaban la palabra Hipocondría para referirse literalmente a lo "que estaba debajo de los cartílagos". Actualmente se le considera como una preocupación exagerada en torno a la salud por parte de alguna persona. Esta tiene la creencia de tener una o varias enfermedades específicas graves. Interpreta de forma irreal algunas sensaciones somáticas. Generalmente, fija su atención en uno o dos órganos, sin preocuparse del resto. Entre consulta y consulta médica, puede variar su objetivo de preocupación o la importancia que le da a los supuestos padecimientos.
Las sensaciones a las cuales un hipocondríaco le presta atención exagerada pueden ser: sudoración, pulso acelerado o lento, palpitaciones, ruidos abdominales, tos, o malestar gástrico. Luego, se producen consultas médicas repetidas, cambiando de galeno con frecuencia en la medida que le dicen que no está enfermo. La referencia a una consulta psicológica es recibida con resentimiento.
La Hipocondría ha sido considerada como un mecanismo de defensa, una manifestación neurótica o psicótica, y otros autores consideran que se trata de un trastorno en la imagen corporal.
Los hipocondríacos tienen por lo general una actitud narcisista, centrados en sí mismos, lo cual les lleva a reclamar cuidados excesivos por parte de la gente que los rodea.
Este trastorno presenta diferentes tipos, entre los que se encuentran las Hipocondrías ansiosas, las fóbicas, las histéricas y hasta las delirantes y las reivindicativas. En todas ellas, hay una convicción rígida de que existe una enfermedad física frente a las pruebas de lo contrario.
Es muy frecuente en las depresiones, particularmente en el período de la tercera edad, aunque puede aparecer en cualquier momento de la vida. Las estadísticas señalan que hay un predominio de sexo masculino, preferentemente entre los 20 y los 30 años. Se considera que está presente entre un 3% a un 14% de los que consultan al médico.

Origen

Los síntomas somáticos son extremadamente comunes. Aproximadamente el 60% de la población normal experimenta por lo menos un síntoma somático en una semana determinada, como dolores de cabeza, palpitaciones, etc. Se han descrito diversos mecanismos por los que pueden producirse estos síntomas en ausencia de enfermedad física o lesión estructural persistente de los tejidos.
La Hipocondría se da en personas que tienden a vivir sus conflictos y ansiedades como enfermedad física. Presentan una excesiva atención a las sensaciones de su cuerpo, de modo que sus quejas y preocupaciones corporales son la expresión de su sufrimiento mental.
Los hipocondríacos provienen generalmente de familias donde los padres también lo eran, donde se manejaba el estrés a través de "dolores" y los niños imitan fácilmente tal modelo, las madres suelen ser sobreprotectoras, lo cual potencia en el niño, quizás involuntariamente, una ansiedad expresada por medio de esta conducta.
Para hacer el diagnóstico, el psicólogo debe determinar la creencia de la persona, de tener una enfermedad grave debido a la interpretación inapropiada de las sensaciones somáticas, en donde no se encuentran causas orgánicas demostrables, previos los exámenes correspondientes. Es importante destacar que no hay un carácter delirante, la persona mantiene pleno juicio de la realidad.
Hay tres aspectos básicos para diagnosticarla: la interpretación falsa de los síntomas, la convicción de enfermedad y el fracaso en el intento de tranquilizar al paciente demostrándole la verdad.
Pueden existir grados variables. La persona promedio puede estar preocupada por un dolor persistente, pero suele tranquilizarse al explicarle el médico que está físicamente sana. Si se trata de un sujeto más ansioso, francamente preocupado por su salud, puede requerir apoyo de forma repetida, y aún así es probable que no se convenza hasta que haya desaparecido el dolor o el malestar.
La ansiedad del paciente hipocondríaco no se alivia fácilmente.

Tratamiento

Se debe persuadir al paciente de que su convicción de estar enfermo es falsa y que su trastorno es inocuo. Hay que aliviarle su temor a la enfermedad y a la muerte. Se le debe dar información precisa sobre la asociación entre el estímulo emocional, sea ansiedad o depresión, y la reacción somática, como dolores o achaques, y de esta forma lograr alivio de la tensión.
La mayoría de los pacientes no comprenden la relación que hay entre las emociones y los síntomas somáticos, por lo que hay que darle convincentes explicaciones. Ha sido muy efectivo agregar algunos ejercicios de pensamiento, donde se incluyan instrucciones para cambiar, de manera deliberada, los hábitos aprendidos de lo que es el diálogo interno o pensamiento automático.
Una de los aspectos que hay que manejar es la secuencia entre malestar somático y el miedo a enfermar, el cual exacerba los síntomas somáticos. Este es un ciclo, y es útil que el paciente lo conozca para que pueda autocontrolarse. La ansiedad es parte integral de este círculo vicioso, donde los síntomas somáticos producidos por las preocupaciones incrementan la angustia y la actividad concomitante del sistema nervioso, que culmina en más síntomas somáticos, y así sucesivamente. Varias de las estrategias del psicólogo van destinadas a romper este círculo, mediante la reducción de la ansiedad.
La sugestión es una técnica empleada en la mayoría de estos casos. Debe insistírsele al paciente repetidamente que su pronóstico es favorable, que no sufre ninguna enfermedad física, aunque él piense y repita que las exploraciones físicas no han sido suficientes, o que el médico no ha dado con la enfermedad.
Es recurso terapéutico indispensable dar información y tranquilizar al paciente. Las terapias convencionales de introspección no han dado los mejores resultados, de acuerdo a algunos autores. En cambio, una psicoterapia multifocal, que incluya la exploración física, explicaciones, apoyo y educación, siempre resulta efectiva.
Carla, es muy importante para estas personas contar con el apoyo familiar, y no sentirse rechazadas con etiquetas como "tú lo que eres es un hipocondríaco", ya que esta actitud refuerza su ansiedad, y a su vez la angustia incrementa el refugio de ellos en su cuerpo, como manifestación de sus preocupaciones y sufrimiento.

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