Morderse las uñas


Puede causar graves daños en dientes y uñas

La onicofagia, nombre científico referido a la costumbre de morderse las uñas, se ha convertido en una de las patologías más frecuentes entre los niños. Pero no sólo los más pequeños tienen este hábito. Según los datos, una de cada cuatro personas continúa con él en la edad adulta. Los expertos explican que se trata de una manera de rebajar la ansiedad. Sin embargo, sus consecuencias pueden resultar dañinas para dientes y uñas.
Por BENYI ARREGOCÉS PARA CONSUMER.ES
Última actualización: 27 de enero de 2004
Trastorno nervioso

Morderse las uñas es un hábito nervioso relacionado con la ansiedad. La psicóloga Almudena Porres explica que quienes se muerden las uñas piensan que hacer algo placentero reducirá la carga ansiosa. Así, desvían el desasosiego hacia esta práctica que por momentos se convierte en relajante, en una distracción fácil. Por otra parte, la experta recuerda que para los teóricos del psicoanálisis freudiano no es más que una manifestación de la ansiedad de castración.

Este trastorno es similar, en cuanto al origen y el tratamiento, a otros como quitarse los pelos de las cejas o arrancárselos de la cabeza. La costumbre de morderse las uñas suele comenzar en la infancia, sobre todo entre los niños más nerviosos, tras superar la etapa de los chupetes o de chuparse el dedo. "Este hábito se manifiesta a partir de los 3 años, cuando el niño ha alcanzado la suficiente coordinación psicomotriz como para manejar sus movimientos sin herirse", señala Porres. Afecta al 45% de los niños, según datos de los psicólogos, sin diferencias apreciables entre los sexos. La onicofagia se acaba automatizando de manera inconsciente. "Se llevan las manos a la boca en cualquier situación como si fuera una rutina mecánica", describe Santos Orejudo, especialista en psicología clínica.

Sin embargo, en muchos casos, la onicofagia perdura después de la infancia. Las estadísticas que manejan los expertos calculan que alrededor del 25% de los universitarios y el 10% de los adultos mayores de 35 años prosiguen con el hábito de morderse las uñas. ¿Por qué? La razón tiene que ver con la ansiedad. "Si la persona no ha encontrado otros mecanismos alternativos para paliar o contrarrestar dicha ansiedad, esta costumbre se convierte en una forma eficaz, aunque patológica, de disminuirla por un momento", indica Porres. También se prolongará si el niño es castigado por morderse las uñas y se siente culpable. "Luego es más difícil de erradicar", destaca Antonio Cano Vindel, presidente de la Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) y profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid.

Los especialistas aseguran que, por razones estéticas, las chicas se preocupan antes que los chicos por evitar morderse las uñas y son las primeras en demandar ayuda. "Por lo general, entre los 13 y los 15 años las jóvenes empiezan a interesarse por cómo solucionar este hábito", asegura Luis María Ilzarbe, médico estomatólogo e investigador asociado al Instituto CEEI (Centro Europeo de Empresas Innovadoras).

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