La Fototerapia


El tratamiento con luz artificial ayuda a combatir la depresión mediante lámparas fluorescentes que simulan la luz del sol

La depresión puede estar relacionada con el descenso de las horas de luz. Estaciones como el otoño o el invierno, en las que las noches son más largas y los días más cortos, favorecen un estado de ánimo bajo, como consecuencia de una mayor producción de melatonina u hormona del sueño. Esta enfermedad, denominada Trastorno Afectivo Estacional y que afecta al 20% de la población, puede combatirse con medicamentos antidepresivos, psicoterapia y una técnica, aún novedosa en España, llamada fototerapia. El objetivo es exponer al paciente cada día a la acción de una luz artificial fluorescente, que simula la luminosidad de un día soleado y aumenta la producción de serotonina, la hormona de la actividad. El tratamiento puede realizarse en la consulta del psicólogo o en el propio hogar, puesto que estas lámparas son de venta libre, pero conviene contar con el asesoramiento médico y recordar que, pese a los buenos resultados, nada sustituye a la luz del sol.
Por AZUCENA GARCÍA
16 de mayo de 2006
Beneficios

En otoño e invierno las horas de luz natural disminuyen considerablemente y se incrementan los casos de depresión. Se calcula que un 20% de la población experimenta este decaimiento del ánimo, conocido como Trastorno Afectivo Estacional (TAE), y que afecta de un modo severo a un tercio de ese porcentaje y de una forma más leve a los dos tercios restantes. El TAE se caracteriza, además de por la depresión, por una gran irritabilidad, pérdida de energía, estrés, cefaleas, aumento del sueño, aumento del apetito y, en consecuencia, incremento del peso. Esta patología influye en los sistemas endocrino, nervioso e inmune del ser humano y se da, sobre todo, en mujeres de 20 a 30 años y en países nórdicos, como Finlandia o Noruega, con inviernos prolongados. En estos países las tasas de suicidios son más elevadas.

Psiquiatras y psicólogos, encargados del tratamiento de estos pacientes, recurren a los antidepresivos y a la psicoterapia (terapia de conversación) para aliviar y curar la enfermedad, pero, desde hace poco más de cuatro años, utilizan también la fototerapia, una técnica que se basa en la exposición del paciente a una luz artificial blanca y brillante, que simula la natural y que consigue, según el arquitecto gerente de JCC Gabinete de Calidad Ambiental, Carlos M. Requejo, «una poderosa influencia en los neurotransmisores cerebrales que modifica la atención, el humor y el comportamiento, altera la salud humana y afecta al rendimiento laboral». «Habitualmente», asegura el experto, durante el invierno pasamos hasta el 80% del tiempo en entornos cerrados debido al frío y a la escasez de luz «con lo que nos deprimimos y rehuimos cada vez más el salir al exterior».

El objetivo de la fototerapia es hacer creer al organismo que es de día y estimular, por lo tanto, la producción de neurotransmisores cerebrales como la serotonina (hormona de la actividad) y la dopamina (hormona de la atención), en detrimento de la melatonina (hormona del sueño), que además provoca un descenso de la temperatura corporal y cuya producción aumenta con la oscuridad.

El objetivo de la fototerapia es hacer creer al organismo que es de día y estimular la producción de neurotransmisores cerebrales asociados con los niveles de atención y actividad

Según un informe de los expertos en luminoterapia Carlos Sierra, Josep Masbernat y Cristina Camps «la luz o la oscuridad informan al cerebro para que segregue o deje de liberar las hormonas responsables del funcionamiento del organismo». Una de las más importantes es la melatonina, que se libera entre las nueve de la noche y las ocho de la mañana. Por consiguiente, la ausencia de luz puede prolongar la secreción de esta hormona, lo que disminuye la temperatura corporal y obliga a compensar esta situación con la ingesta de calorías, ya sean dulces o carbohidratos. «Al aumentar la melatonina, disminuye la serotonina en el cerebro, y con la reducción del nivel de este neurotransmisor se llega a la depresión. En personas predispuestas bastan dos semanas de insuficiencia de luz para alcanzar este estado depresivo», añade el informe.

Aunque nada sustituye al sol, tal y como recuerda Requejo, la luminoterapia está difundida y muy popularizada, sobre todo en los países nórdicos, donde la ausencia de luz solar es frecuente y «donde está demostrado que los pacientes depresivos experimentan mejoría bajo el influjo de las lámparas», asevera el psicólogo clínico y especialista en fototerapia Xavier Conesa, del Centro Psicológico y de Especialidades de Mollet. Para éste, la terapia lumínica «es eficaz» en el tratamiento de la depresión estacional, aunque apunta que en la actualidad también se investiga su utilidad en la enfermedad bipolar, la bulimia o el jet lag, trastornos que alteran el reloj interno del cuerpo. «Se trata de normalizar la producción de neurotransmisores sin recurrir a sustancias químicas, con un tratamiento que puede iniciarse en otoño e invierno y prolongarse hasta la llegada de la primavera», cuando los días comienzan a ser más largos. No obstante, añade, «hay que recordar que la mejor terapia es disfrutar de la luz natural y de paseos al aire libre, e intentar practicar ejercicio en un entorno abierto y en contacto con la naturaleza».

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