¡Siento la Soledad!


Aunque nacemos solos. vivimos acompañados. El instinto y la necesidad de gregarismo y de supervivencia nos impulsan a buscar compañía. Sin pareja, familia, amigos y otras formas de agrupamiento nos sentimos desconcertados y aislados.

La soledad es una moneda con dos caras. Una la negativa, producto de la sensación de vacío profundo cuando es por falta de amor o afecto en cualquiera de sus expresiones. Este tipo de aislamiento nos perturba mentalmente y no podemos ser fecundos con las ideas o pensamientos. El miedo a quedarse solitario paraliza, aparece la desesperanza, se borran las ilusiones, se añoran los seres queridos que ya no están e irrumpe la incertidumbre. Esta cara de la soledad esta relacionada con todos los estados de la mente que tienen que ver con problemas de comunicación efectiva con el medio que nos rodea, la tristeza y la depresión.

La otra cara de la soledad, la positiva, es todo lo contrario. Es la del estado de plenitud espiritual. Es producto de hablarnos e intimar con nosotros mismos, pensar, recapacitar, visualizar, crear y meditar. Permite momentos de reflexión, fantasía, imaginación, ilusión y ensueño, los cual ayuda al desarrollo del ser humano y a su tranquilidad interior.

Recientes investigaciones indican que la soledad negativa puede afectarnos fisiológicamente y producir afecciones del corazón entre otras enfermedades. Se ha demostrado que las personas solitarias tienen niveles más altos de una sustancia denominada iterleukina-6 relacionada con enfermedades cardiovasculares que podrían provocar ataques del corazón o al cerebro. También, nos puede afectar psicológicamente y desencadenar depresión o llevarnos a la auto agresión y suicidio.
Los que padecen de soledad no tienen edad, ni sexo, todos la pueden sufrir en un momento dado, dependiendo de distintas circunstancias.

Algunos intentan salir de ella erróneamente a través del alcohol o las drogas, no la superan y caen en una peligrosa depresión.

Para salir de esta cara oscura de la soledad, debemos voltear la moneda, encontrarnos a nosotros mismos y procurar desarrollar todas nuestras potencialidades como seres humanos. Podemos definir lo que queremos, y tomar la firme determinación de alcanzarlo, sin ponernos auto limitaciones o barreras que lo impidan. Comunicándonos con los que nos rodean y permitiendo que formen parte de nuestro mundo. Brindemos a los demás amor, a más lo proporcionemos más se llenara nuestra vida.

A nuestros hijos, enseñémosles desde pequeños como comunicarse y expresar sus sentimientos. Sembremos armonía y cosecharemos felicidad.

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