Manía por el orden


Cuando la obsesión por el orden adquiere dimensiones patológicas altera la vida cotidiana del afectado y de su entorno familiar y genera actitudes improductivas

La manía por el orden y el afán de perfección y pulcritud que sienten algunas personas puede ser un rasgo muy ventajoso en algunas situaciones, pero también puede ser indicativo de una patología y revelar la existencia de un trastorno de la personalidad que requiere atención médica. Aproximadamente una de cada cincuenta personas en España padece un tipo de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), entre los que se encuentra la manía patológica por el orden. Los expertos aseguran que en la población general es el cuarto trastorno mental más frecuente, sólo superado por las fobias, el abuso de alcohol y la depresión.


La manía por el orden que sufren algunas personas puede parecer una afección pintoresca y hasta cómica para quienes no la sufren o no han tenido que convivir con alguien que la padezca. Pero cuando ésta alcanza niveles patológicos puede transformar la existencia en un verdadero infierno. Una cosa es ser extremadamente pulcro, preciso, metódico y ordenado. Y otra muy distinta es convertirse en esclavo de rituales y conductas que, además de causar ansiedad y sufrimiento a quien las practica, llevan a ejecutar compulsivamente cierto tipo de acciones siempre en el mismo orden, y según un patrón de comportamiento obsesivo que las demás personas tomarán por excéntrico y absurdo.

El primer tipo de comportamiento evidencia a la persona que comúnmente responde al calificativo de maniática por el orden. Este comportamiento puede deberse «a un rasgo de la personalidad sin más, en individuos perfeccionistas, autoexigentes y meticulosos», explica Eduardo García-Camba, responsable del Servicio de Psiquiatría del Hospital de la Princesa, en Madrid, y Presidente de la Asociación Española de Medicina Psicosomática. Cuando ese rasgo de la personalidad adquiere una dimensión patológica puede convertirse en lo que se denomina Trastorno Obsesivo de la Personalidad y, en los casos más graves, Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), añade García-Camba.

Aunque no está claro el origen de este trastorno, generalmente se considera que existen causas tanto biológicas como psicológicas, por lo que el tratamiento suele ser mixto, de tipo psicofarmacológico y psicoterapéutico.

Generalmente este trastorno se inicia en la adolescencia o a comienzos de la edad adulta, pero sobre todo en los varones puede aparecer en la infancia. Según García-Camba, un entorno familiar o social muy rígido y exigente puede favorecer la aparición de estos rasgos de personalidad. Ante la detección de síntomas afines en los menores, debe buscarse cuanto antes atención especializada. A veces la familia, con la intención de ayudar, colabora con las conductas de orden e inicialmente disminuye así la ansiedad del paciente, pero a mediano plazo le perjudica.

Los fármacos empleados son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina que disminuyen los pensamientos obsesivos y la ansiedad asociada

En niños en edad preescolar son frecuentes y normales los rituales, las supersticiones, las costumbres rutinarias y la tendencia al orden. Estas conductas desaparecen espontáneamente en la etapa escolar, no producen en el niño angustia y no interfieren con el juego o el aprendizaje. Se ha teorizado que quienes sufren trastornos obsesivo- compulsivos generalmente tienen una inteligencia por encima de la media, ya que la naturaleza de este desorden está asociada a complejos patrones de pensamiento, pero esto nunca ha sido sustentado por datos clínicos. «No es fácil saber si el determinante mayor es la genética o lo aprendido. En muchos casos este trastorno lo sufren niños a los que se ha insistido mucho sobre la importancia de la organización y del orden», comenta Javier Barbero, psicólogo adjunto del Servicio de Hematología del Hospital Universitario La Paz.

Los fármacos empleados en el tratamiento psicofarmacológico son los llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, que aumentan esta sustancia a nivel cerebral y disminuyen considerablemente los pensamientos obsesivos y la ansiedad asociada a los mismos. En todo caso, el tratamiento especializado es totalmente obligatorio, ya que son trastornos resistentes y de difícil manejo. Los libros de autoayuda pueden ser una herramienta complementaria, que proporcionan información para los pacientes en un lenguaje asequible y consejos sobre como identificar y abordar su trastorno, además de sugerencias dirigidas a cambios de actitud o conductas, pero nunca deben suplantar la figura del especialista.

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