¿Es normal vivir preocupados?


La anticipación mental permanente produce angustia y puede dar lugar a una enfermedad, como el trastorno de ansiedad generalizada. Parar la “máquina” a tiempo es la mejor prevención.

Todos tenemos preocupaciones, en general están asociadas a la planificación de nuestras acciones, a la toma de decisiones y a la resolución de problemas. Hasta este punto son absolutamente normales.

Sin embargo hay otra preocupación, que llamaremos patológica, derivada de los trastornos de ansiedad, en especial al TAG (trastorno de ansiedad generalizada).

A pesar de lo molesta y angustiante que es la preocupación, sobre todo patológica, se sustenta en una creencia positiva:
“Porque me preocupo, las cosas salen mejor”
“Si no me preocupara no sentiría interés”
“Me preocupo para que no se dé” (por ejemplo, antes de viajar en un avión, es preocupación supersticiosa)

La preocupación aparece, entonces, como un intento de resolver un problema que amenaza y sólo se convertirá en problemática cuando no llegue a buen término su función. Normalmente cuando detectamos la presencia de un problema, comenzamos de inmediato su afrontamiento. Nos pre – ocupamos por el tema buscando soluciones mentales. Pero hay sujetos que viven preocupándose, es decir, en esta etapa previa a la ocupación real. Solemos decir de estos individuos que “se dan máquina” es decir que viven pensando, anticipando.

LA PRE-OCUPACION
La etapa de pre- ocupación, al ser anterior al suceso, no tiene posibilidad de actuar. Es una etapa puramente mental. No se puede hacer nada porque todavía no sucedió nada, y es probable que nunca suceda.
Está demostrado que la mayoría de las personas ocupan su mente preocupándose por cosas que no llegan a ocurrir. Al no haber posibilidades de actuar (descarga por acción), no porque no se quiera, sino porque uno hace en presente, y la preocupación es futura, entonces la ansiedad se incrementa.
La ansiedad es un sentimiento ligado al futuro: “Estoy nervioso por lo que imagino sucederá”. Entonces no nos sorprende que la preocupación sea uno de los principales síntomas del trastorno de ansiedad generalizada.

EL TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA.
Para los individuos que desarrollan un trastorno de ansiedad generalizada la amenaza mayor es la incertidumbre. Para ellos es más problemático no saber el resultado de algo, que estar seguros de un resultado negativo.
Además, como se preocupan de sucesos con baja probabilidad, es común que lo temido no ocurra, y ellos interpreten que se debe al éxito de su preocupación. Es una confirmación supersticiosa, porque la no ocurrencia del suceso no está relacionada con preocuparse o no, sino con su baja probabilidad.
Esto lleva a que lejos de tratar de curarse de su preocupación, la cultiven.

PREOCUPACIÓN PATOLÓGICA:

- 3 SITUACIONES QUE NO RESUELVE

Es importante tener en cuenta que la preocupación patológica:
No reduce la probabilidad de resultados negativos.
No aumenta la probabilidad de un afrontamiento exitoso.
No es efectiva para resolver problemas concretos.

UN MEDIO PARA CALMAR LA ANSIEDAD

Al ser la preocupación una parte de la resolución de problemas que nos causan ansiedad, solamente el hecho de empezar a pensar en solucionar un problema significa que se ha comenzado a enfrentarlo y, así, aumentamos la probabilidad de librarnos del peligro previsto y ya nos comenzamos a calmar, porque hemos iniciado la resolución del problema.

Se ha demostrado que la preocupación tiene un impacto directo sobre la ansiedad, en concreto sobre los latidos del corazón y la respiración. También genera tensión muscular e inquietud.

QUÉ NOS OCURRE CUANDO NOS PREOCUPAMOS.
Al pensar, habitualmente generamos imágenes o palabras; pero la preocupación patológica se hace solamente de forma verbal, alcanzando de esta manera un alto nivel de abstracción.
Las palabras se suceden rápidamente. En una frase podemos llegar de diagnóstico a enfermedad y muerte en un instante, cuando en la realidad este proceso puede durar meses y durante ellos hay esperanzas, temores, alegrías, descubrimientos, etc.
La preocupación desconoce este desarrollo por lo que no tiene tiempo a adaptarse, y la angustia es enorme.

Decíamos antes que cuando en realidad ocurre un hecho desafortunado, no hay ansiedad, porque ya ocurrió. La persona se entristece, si hay pérdida o trata de repararlo si es que puede. La persona con trastorno de ansiedad y preocupación patológica imagina la situación, la piensa (generalmente en palabras) la afronta en su imaginación diciendo todo lo que le gustaría decir, y eso la descarga, por esa razón no puede abandonar el círculo de diálogo interno en el que se ha sumergido, pero por otro lado la no posibilidad de acción que tiene la realidad y el presente hace que la persona tense su musculatura , preparada para una acción que no va a ocurrir.

Por otra parte hay que destacar que, el sujeto preocupado a menudo evita problemas, aparentemente menores, que no resuelve por ocuparse mentalmente de otros, más graves, pero con pocas o ninguna probabilidad de que vayan a suceder.

PREOCUPARSE POR ESTAR PREOCUPADO
Cuando se llega al estadio más grave de la preocupación patológica, la persona ya no se alivia con su anticipación mental, sino que se angustia más, ahora por la conciencia de que la preocupación excesiva lo puede enfermar.
Se está preocupado por el hecho de estar preocupado, se cree que la preocupación puede volver loco o llevar a hacer locuras, o a causar un estrés tan grande que produzca finalmente una enfermedad física.
La creencia en que la preocupación es dañina se confirma a sí misma ya que se establece un círculo vicioso que incrementa la ansiedad y la creencia en la malignidad de la preocupación que se siente como incontrolable.

DOS TIPOS DE PREOCUPACIONES
TIPO 1: Cuando se piensa de forma rígida que la preocupación es buena y que hay que implementarla en todo momento, porque es imprescindible para resolver problemas o para evitar amenazas. La persona inicia el desarrollo de planes de acción hasta que encuentra uno que le satisface. La forma de saber que le satisface es cuando siente o que es capaz de afrontar el problema o que ha contemplado todas las alternativas posibles; pero estos criterios suelen ser arbitrarios o supersticiosos. La persistencia y repetición de este proceso es la causa de que se implante una preocupación patológica.
TIPO 2 . En este caso quien se preocupa patológicamente ve los pensamientos como sucesos reales en lugar de considerarlos como sucesos internos que no tienen necesariamente que reflejar una realidad objetiva.

De esta forma, una amenaza pensada se convierte en real en lugar de ser solamente un pensamiento, y en consecuencia se establece el objetivo de eliminarla, evaluándola e intentando establecer estrategias y conductas para reducirla, acabar con ella o vigilarla, como si fuera totalmente real.

CUANDO UNA PREOCUPACION ES CONTROLABLE
La preocupación es controlable cuando se puede evaluar los pensamientos, contrastar su realidad, suspender la preocupación o redirigir la atención a sucesos más probables.
La preocupación es controlable en tanto se intente aplazar indicando al paciente que solamente se preocupe durante un periodo corto y determinado al día.
Se le enseña al paciente a estar aquí y ahora para poder ocupar su mente en las cosas que son importantes y que son a los que le conviene dedicarse en ese momento.
Una vez que la persona ha debilitado sus creencias negativas sobre la preocupación (incontrolabilidad, dañina para la salud, etc.) se atacan sus creencias positivas por las que piensa que la preocupación es una buena estrategia para controlar los resultados.
En este paso, es un buen tratamiento la exposición a la imposibilidad o la falta de habilidad para predecir o controlar algunos resultados, lo que implica la aceptación del problema.

LOS CONSEJOS DE LA ESPECIALISTA

Doctora Graciela Moreschi.

• Aceptar la incertidumbre, entrenándose en mirar la situación desde una perspectiva más larga, por ejemplo mirando la situación desde un futuro lejano, o desde un observador neutral.

• Diferenciar posibilidad de probabilidad.

• En caso que no pueda desarmarse la preocupación, acotar la dedicación a estos pensamientos a una hora diaria. El resto aplicarse a las tareas presentes con plena conciencia de cada actividad.

• Ver pasar los hechos como si fueran una película sin intentar modificarlos, aceptándolos.

• Aprender técnicas de meditación

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