Despertar el don creativo


Estimular y reflexionar acerca de nuestras capacidades creativas es la propuesta que nuestra especialista presenta con el objetivo de que este influya en nuestro crecimiento.

Todos somos capaces de crear y de romper con el determinismo imperante. Frente al aprendizaje, podemos ser meros reproductores del pensamiento de otros o expresar ideas propias fundamentadas en procesos cognitivos inherentes a nuestra estructura mental, conducta y acontecer.

La creatividad constituye una de las herramientas más poderosas para afrontar las exigencias del mundo actual porque se trata de un don natural que, debidamente desarrollado y encausado, posibilita una serie de factores psicológicos tendientes al mejoramiento de la calidad de vida, la toma de decisiones y la resolución de conflictos. Por todas estas características, esta virtud se transforma en una fuente inagotable de recursos eficaces y valores genuinos que pueden influir positivamente en nuestro crecimiento personal y contextual.
Pensar creativamente

El pensamiento creativo trasciende un recurso supeditado al arte o la ciencia para constituirse en un instrumento de aprendizaje y desarrollo en todo aquel que decida internalizarlo y ponerle un sello personal a su acontecer y a su entorno próximo.


Por lo tanto, el principal fin es potenciar habilidades innatas para adoptar una postura contundente frente a las prácticas establecidas; aportar ideas propias a las ya preconcebidas y ser capaces de incluir en el aprendizaje cotidiano las experiencias previas y los intereses personales. En definitiva, llegar a una concepción del pensamiento significativa y contundente para nuestras vidas.

¿Iluminados o creativos?

El pensamiento está destinado a modificar lo establecido con parámetros que van desde lo real y concreto hasta lo ostensiblemente inimaginable.

Copérnico pensó y cambió el centro del universo, Graham Bell pensó y comunicó al mundo ¿Genios? José pensó e ideó una cooperativa en su comunidad que dio empleo a 3.000 jefes de familia en Chaco. Pepe pensó y formó un coro de ancianos en el norte de Misiones.

Puede que en algunos casos sean genios, entendiendo a estos como poseedores de una inteligencia superior, pero en realidad su principal virtud es la de ser pensadores creativos. Paradójicamente, ser un pensador creativo no requiere de técnicas ni de una inteligencia superior, sino de voluntad, perseverancia, capacidad de superar obstáculos y reconocer el poder de la convicción propia.
Pensar lo impensado

Pensar es un proceso mental que requiere modificar una condición dada. Cuando pensamos sobre un determinado tema estamos incorporando al mismo nuestras propias ideas y conocimientos, siendo la creatividad el parámetro más distante al que se puede llegar mediante este proceso.

Crear es abstraernos de la realidad mediante estrategias concebidas desde la experiencia. Pararnos en la cornisa de la conciencia para trasvasarla, conociendo el abismo de la inconsciencia sin caer en él.

Descartar radicalmente lo obvio, lo que nos fue dado y aventurarnos hacia lo desconocido, ahí donde nadie jamás ha mirado. De ahí, debemos obtener un logro, una obra artística, una hipótesis, algo concreto que avale nuestro paso por ese magnífico lugar y verifique en la realidad lo obtenido mediante la introspección divergente.


Aforismos sobre el don de la creatividad:
Es simple ser un mero reproductor de ideologías preconcebidas porque tenemos a quien culpar cuando alguien se atreve a refutarlas.
No existe mayor consuelo para el vacío existencial que saber que una parte de sí alcanzó la inmortalidad.
La imaginación es tan importante como el conocimiento, no sirve de nada malgastar el tiempo de la creación en lo que puede entregarnos un precursor. Ningún pensamiento creativo nace y muere en uno mismo.
Imperturbabilidad: es la mejor forma de llamar a la causa de una creación trascendente.
El poder creativo es incorruptible si su espíritu ha dejado de preguntarse cuánto vale la convicción que lo sustenta.

Reflexión

El hecho de no obtener de un pensamiento creativo una acción útil desde la experiencia empírica equivale a nunca haber pensado.

No sirve de nada tener un excelente pensamiento creativo, si lo guardamos como un tesoro porque no nos atrevemos a hacerlo realidad. Debemos mostrárselo al mundo para que nos entregue su crítica, previo haberlo aprobado en nuestro interior mediante la introspección y la autoexigencia.

Creer que se puede es poder crear.

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