Ser Asertivo
Ser asertivo es ser capaz de tener una actitud afirmativa, firme, libre de ambigüedades y de dudas.
Vivimos una realidad repleta de dobles mensajes, indefiniciones, confusiones, supuestos, trascendidos, rumores y falsas interpretaciones, sin lugar ni tiempo para la comprensión, el entendimiento y las explicaciones.
Los vínculos se hacen insostenibles porque la imaginación es la que llena los huecos de la falta de información fidedigna y predomina sobre la comunicación.
No existen muchos valientes capaces de decir lo que piensan sin tapujos o de preguntar al otro lo que desearían saber con exactitud, sin antes rendirse a la conjetura evitando enfrentarse así a la verdad desde la propia fuente.
La suposición permite desplegar un abanico de posibilidades y la mayoría puede sucumbir a la tentación de crear realidades que finalmente no resultan ciertas.
Suponer es inventar posibles hechos utópicos, basados en dichos o situaciones que alguna vez ocurrieron y que se presume pueden volver a ocurrir.
Una suposición se basa en un indicio poco firme que suele desencadenar una serie de malos entendidos que puede salpicar a alguien sin ningún fundamento serio propiciando la desintegración del vínculo y el desencuentro.
La duda a veces se convierte en la estrella de este proceso, porque lo que no se sabe bien se inventa, y es capaz de generar pseudo verdades que de tanto repetirlas se convierten en estigmas indelebles.
Todos tendemos a creer información imprecisa sobre alguna persona significativa; y aunque no podamos confirmarla, solemos mantenerla guardada en algún lugar de la mente para rotularla en el momento oportuno.
Suponer es una hipótesis que tiende a transformarse en verdad aunque no se haya comprobado con los hechos.
Toda opinión se basa en la propia experiencia personal y no permite evaluar con objetividad ninguna situación externa que no sea la propia. No se puede pensar por otros porque ninguno piensa igual en una situación dada, que siempre es muy diferente a lo que cualquiera puede llegar a pensar.
Cada persona vive los acontecimientos desde su particular perspectiva, a partir de sus experiencias, su nivel de conocimiento, su educación, su forma de ser y su filosofía de la vida.
El que decide imaginar una realidad, sin indagar lo verdadero con una simple pregunta y prefiere reaccionar frente a esa realidad inventada como si fuera cierta, deja perplejo al otro, lo desubica, lo desconcierta y no le da pie para reanudar el diálogo.
Ser asertivo significa manejarse con convicción firme y recursos genuinos y no con inventos, mostrándose como cada uno es, con la seguridad y el aplomo que brinda la honestidad que es lo que permite al otro decir lo suyo para aclarar las cosas que no entiende.
Es inútil y letal para una relación reaccionar sin tener una clara información sobre los hechos que lo afligen; por eso es necesario averiguar y completar los débiles indicios que se tienen y evaluar con total conocimiento cualquier acontecimiento hasta despejar la más mínima duda.
Verificar lo que se presta a confusión evita discusiones innecesarias, teniendo en cuenta que todo lo que alguien expresa puede haber sido interpretado erróneamente.
De nada sirve adelantarse a los acontecimientos si no se ha comprendido al otro y sólo se ha adivinado su pensamiento, porque lo que otro piensa siempre es un enigma y está más allá de lo que se puede suponer.
Si somos asertivos y sinceros el otro se verá obligado a responder del mismo modo, por eso es necesario corroborar cualquier hipótesis y vencer la tentación de imaginar lo que probablemente sea distinto o incierto.
El miedo de enfrentar una verdad inaceptable es la motivación que lleva a inventar situaciones o hechos inexistentes. Se necesita ser valiente y pedir las explicaciones pertinentes que permitan mantener una comunicación libre de toda duda.
Fuente: Ariel Goldvarg, Coach ontológico.
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