El Sentido del Tacto
El tacto es un sentido que por la falta de uso se ha devaluado, junto con el olfato y el gusto, dando lugar a un presente donde los adelantos tecnológicos exigen con mayor rigor los sentidos de la vista y el oído. Y como todo lo que no se utiliza se atrofia y se corre el riesgo de perderlo, podemos estar en peligro de volvernos cada vez más insensibles.
Los medios audiovisuales le están ganando la batalla a los otros estímulos de la vida, realidad que impone que poco a poco algunos de nuestros sentidos se vayan atrofiando.
Por otro lado, la gente se está volviendo más individualista, evitando la relación íntima y el contacto sincero y profundo con el otro, prefiriendo las relaciones superficiales sin compromiso y sin afecto.
Según el columnista Nicholas Bakalar, del The New York Times, las investigaciones experimentales demuestran que el acto de tocarse unos a otros tiene más valor que mil palabras, y que apenas un leve contacto físico, desde el punto de vista emocional, puede manifestar sin palabras y sin lugar a dudas, emociones bien definidas.
El experimento norteamericano se realizó con más de doscientos estudiantes, con la participación de científicos, liderados por el profesor de psicología de la Universidad DePauw, Matthew J. Hertenstein.
La consigna para los alumnos que intervinieron en la prueba consistía en tocar a un compañero desconocido que les fue asignado, y a la vez ser tocado por otro que tampoco conociera, intentando ambos expresar emociones específicas, como por ejemplo, miedo, alegría, depresión, desagrado, amor, rabia, agradecimiento o simpatía.
La persona tocada no debía ver quien lo tocaba, ni debía conocer cualquier dato de él o ella; los cuales a su vez recibían la consigna de expresar cualquiera de las emociones arriba consignadas sólo con el tacto y en completo silencio.
Mientras tanto, a la persona que era tocada se le dio la lista de las ocho emociones que su compañero le podía transmitir más una opción extra, que señalaría que no había percibido ninguna de esas emociones citadas, para evitar que eligieran al azar y para que se pudiera discriminar sin lugar a dudas cuál era la emoción percibida.
Los participantes podían tocar solamente algunas partes apropiadas del cuerpo de sus compañeros, a su elección, como la espalda, los hombros, el tronco, los brazos, las manos, la cara y la cabeza.
Este estudio demostró que entre el 50 y el 78% de los participantes pudieron discriminar con exactitud la emoción diferenciada que se le quiso transmitir, superando ampliamente el 11% que se espera puedan contestar por azar.
Este porcentaje fue similar a los resultados obtenidos en investigaciones sobre emociones verbales y faciales.
Los científicos pudieron comprobar que existe un lenguaje del tacto para expresar distintas emociones, como palmadas, apretones, sacudidas, masajes, presiones, según el lugar elegido del cuerpo, la velocidad de los dedos al tocar la piel o la duración del toque.
Por ejemplo, para expresar miedo, por lo general sostenían y apretaban a su compañero sin hacer ningún movimiento y para comunicar simpatía masajeaban y daban palmadas.
Varones y mujeres interpretaban por igual las emociones recibidas pero las expresaban de modo diferente. Los varones tocaban la caras solamente cuando deseaban manifestar estar enojados o disgustados; en tanto que las mujeres tocaban las caras con mayor frecuencia.
La duración de los contactos no pasaban los cinco segundos pero no obstante la brevedad del toque, lograban comunicar emociones.
Estos estudios resultan muy interesantes y contribuyen a aportar conocimientos a la ciencia de las relaciones humanas y de la comunicación.
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