El Miedo a la Inseguridad
A todos nos preocupa la inseguridad, porque los hechos delictivos parecen aumentar día a día, los asesinatos se multiplican y la policía parece insuficiente para controlar una situación que parece querer desbordarse.
En las grandes ciudades donde viven millones de habitantes, es difícil que las fuerzas de seguridad puedan llegar a tiempo en todos los casos, aún con la ayuda que brindan los celulares en las emergencias.
Algunos países avanzados han logrado disminuir la tasa de delincuencia tomando medidas de fondo, pero difícilmente lleguen alguna vez a erradicar totalmente la violencia.
Las probabilidades de ser asaltado en una sociedad densamente poblada, es baja, y de ser eliminado aún más baja, sin embargo, el temor que siente la mayoría es desproporcionado con respecto a las estadísticas.
Sin embargo, existe más alta probabilidad de sufrir accidentes automovilísticos graves debido a la propia conducta negligente.
Aunque existen normas que prohíben el uso de celulares mientras se conduce, no es raro ver que hay muchos automovilistas que lo hacen y que además se atreven a fumar al mismo tiempo, poniendo en peligro sus vidas y las de los demás.
También son demasiados los que aún no utilizan el cinturón de seguridad al conducir, por motivos diversos, sin tomar conciencia que puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Manejar después de haber ingerido cerveza es común, creyendo que se trata de una bebida inofensiva por su supuesto bajo contenido de alcohol; pero se olvidan que si toman varios vasos de cerveza, la proporción de esa sustancia es mayor, siendo capaz de alterar seriamente los reflejos al conducir.
La preocupación por el factor seguridad parecería estar ausente en las situaciones que dependen de uno mismo, creyendo que uno puede ser capaz de mantener el control, aún actuando en contra de las normas vigentes y exponiéndose a perder la vida; pero sí persiste la preocupación por ser asaltado y privado de las pertenencias.
Los motociclistas suelen conducir sus vehículos con el casco de seguridad colgado de un brazo y la cabeza expuesta, y aún con acompañantes que tampoco llevan ninguna protección; y las bicicletas desafían a los automovilistas circulando en medio del tráfico.
Por otro lado, la gente fuma, bebe alcohol, toma drogas o come en exceso, arruinándose la salud a sabiendas.
El ser humano es reacio a aceptar normas de comportamiento, aunque se trate de medidas que pueden evitarle un accidente y hasta perder la vida. Prefiere arriesgarse aunque le resulte peligroso.
Países muy organizados tienen baja la tasa de accidentes y de delincuencia, pero alto porcentaje de suicidios. Estos son datos que nos sorprenden y nos desconciertan.
El hombre teme la inseguridad pero el estar demasiado seguro parece hacerle perder su esencial espíritu de buscador incansable y de aventurero. Como si no estuviera dispuesto a vivir una vida tranquila sin preocupaciones y sin riesgos.
El riesgo atrae al ser humano y hacerse daño a si mismo parece no ser una molestia para él, pero si lo asustan los ladrones que difícilmente le puedan robar y los asesinos que remotamente alguna vez lo puedan atacar.
El peor enemigo del hombre no es el ladrón que puede estar acechándolo para robarle el auto o la billetera, ni el arma asesina que trata de intimidarlo en un asalto; porque el peor enemigo es él mismo,
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