La Memoria


Para poder investigar las causas de la falta de memoria debemos comprender el proceso mental que constituye la memoria.

El recuerdo de una imagen mental no es el resultado de una facultad específica alguna, sino que es una cualidad general de la mente, una mente confusa recuerda poco y una mente clara retiene con facilidad las imágenes en la memoria.

Cuando la mente no es coherente y está poco organizada, la memoria será escasa.

Desde el punto de vista oriental, este estado de debilidad de la memoria se debe a su poca evolución.

Sin embargo esta mala memoria no es pareja porque ocurre que hay algunas cosas que se recuerdan bien y que la mente retiene sin esfuerzo y cosas que no se registran.

Las cosas que se recuerdan son aquellas que nos atraen con fuerza, que nos gustan mucho y no las podemos olvidar.

Es decir, que la clave de la “mala memoria” es la falta de atención y de observación, que produce un pensamiento confuso y una imagen poco clara.

Por lo tanto, un pensamiento confuso es una impresión borrosa causada por la observación descuidada y la falta de atención en tanto que un pensamiento claro es la impresión bien marcada de un recuerdo, debido a la observación cuidadosa y atenta.

No recordamos las cosas a las que prestamos poca atención porque no nos interesan, pero recordamos bien las cosas que nos importan mucho.
¿Qué deberíamos hacer entonces para mejorar una “mala memoria”? Como primera medida habrá que tomar conciencia de cuáles son las cosas que nos olvidamos y cuáles las que recordamos.
De esa manera, por medio de la voluntad, prestando atención y observando cuidadosamente también aquello que no nos importa en un momento dado pero que sí puede importarnos más adelante, lograremos recordarlo también con exactitud.

Haciendo esto veremos que nuestra memoria mejora porque depende de la observación exacta y del pensamiento claro.

Este ejercicio deberá realizarse diariamente. Observar una cosa cuidadosamente, imaginándola en la mente con todos sus detalles, manteniendo la mente fija en ella durante un poco de tiempo. Al día siguiente deberemos evocar esa imagen tratando de reproducirla en nuestra mente con la mayor exactitud y luego compararla con el objeto y observar los detalles que se olvidaron.

Si concedemos apenas cinco minutos diarios a este ejercicio mejoraremos muy rápidamente nuestra memoria. Al mismo tiempo mejoraremos nuestro poder de observación, de atención, de imaginación y de concentración. En otras palabras, estaremos organizando nuestra mente, la tornremos más coherente y útil para poder cumplir con sus funciones en forma más efectiva.

Existen otros métodos artificiales o técnicas tradicionales que se basan en el método de la asociación, que también pueden resultar de utilidad. Pero este modo de ejercitar la memoria se relaciona más con agilizar el recuerdo según nuestras preferencias enlazándolos a cosas que nos resultan atractivas.

En realidad, si nos centramos en el verdadero mecanismo de la memoria y con nuestra voluntad observamos y prestamos atención también a cosas que nos resultan indiferentes, estamos abriéndonos a la posibilidad de incursionar en lo nuevo y no permanecer atados a nuestros condicionamientos.

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