La Meditación Miksang
La palabra miksang, en idioma tibetano, significa “buen ojo” y es un método que está basado en las enseñanzas del maestro de meditación, artista y académico Chögyam Trungpa, sobre la naturaleza de la percepción. Se trata del arte de la fotografía contemplativa y la meditación en acción.
Michael Word es un fotógrafo canadiense que a través de la fotografía aprendió a percibir la realidad de una manera diferente que le cambió la vida.
Como fotógrafo se interesó en la Meditación Miksang, método cuyo punto principal es mirar bien.
El sentido del miksang es ver el mundo tal cual es, en toda su riqueza y vivacidad y consiste en trabajar con la práctica de la fotografía contemplativa a través de la cual podemos entrar en contacto con todas las cualidades de nuestro mundo.
El proceso es muy simple, se trata de observar con nuestros ojos totalmente abiertos y con nuestra conciencia plena y despierta, aquí y ahora.
Nuestra mente ordinaria le añade a la percepción directa de la realidad, prejuicios, asociaciones, recuerdos, concepciones positivas o negativas (esto me gusta, esto no, esto es lindo, esto es feo, etc.), evitando obtener una percepción pura.
Se puede cambiar el hábito de percibir en forma distorsionada por medio de la meditación.
En la fotografía contemplativa se trabaja con la sincronización del ojo y la mente. Cuando ambos están en armonía la realidad del momento presente se manifiesta y puede apreciarse completamente.
Estos momentos ocurren todo el tiempo pero los ignoramos, impidiéndonos explorar el vasto y profundo mundo de la magia cotidiana e incrementar la expansión de nuestra conciencia.
No se trata de viajar a otros países para ver, porque no son tan diferentes a nuestro mundo, se trata de ver lo maravilloso de lo cotidiano. Todos los lugares pueden ser postales si sabemos ver, sólo que no somos capaces de tomarnos el tiempo necesario para ver el mundo en que vivimos.
La fotografía contemplativa es meditación en acción que nos permite descubrir maravillas, renunciando a la idea de manipular, rechazar o ignorar.
El viaje contemplativo no tiene interés en el resultado sino en el proceso, con una mirada que significa estar totalmente presente abriéndose al mundo tal como es.
Por medio de la fotografía se logra una nueva forma de interactuar con el mundo.
Nunca miramos a nuestros seres queridos a los ojos, pero cuando lo aprendemos a hacer, podemos establecer con ellos un nuevo vínculo.
Sólo vemos nuestras ideas sobre el mundo.
Los ejercicios de esta forma de meditación exigen trabajar primero con la mente y posteriormente con las fotos.
Uno de los ejercicios consiste en ver los colores de todo a nuestro alrededor, sin necesidad de identificarlos, con solo la intención de ver más allá de las cosas sin usar nuestras ideas, penetrando en la brecha entre ellas.
La brecha es la apertura total. Nuestra tendencia es ver las cosas pero no acostumbramos a percibir el espacio entre ellas.
Las cosas nos dan seguridad pero el espacio es indefinido. También al hablar más despacio tenemos la oportunidad de dejar espacios vacíos y entender más.
Otro ejercicio es aprender a ver a la gente, ya que el modo en que la miramos puede cambiar nuestra relación.
Es una forma de arte relativamente nueva inspirada en el Budismo Shambhala, que encuentra la belleza en las fotografías menos llamativas.
Es importante que los jóvenes conozcan la posibilidad que les brindan actualmente sus celulares con máquinas fotográficas incorporadas, para captar imágenes con esta nueva forma de percibir que les puede cambiar vida. Artículo siguiente
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