La Pareja Despareja
Por alguna razón hay personas que siempre eligen relaciones de pareja incorrectas que terminan siendo tóxicas para ellas.
Llamo incorrecto a alguien que no trabaja, o es infiel, o no ayuda en la casa o con los niños, comete maltrato o abusos económicos o sexuales, se alcoholiza o se droga, o juega por dinero.
Estas conductas, cuando ya están instaladas y forman parte de la personalidad, son muy difíciles de erradicar, estableciendo por lo general un modelo de vínculo de pareja: sierva-señor, que casi nunca se revierte.
Sin embargo, todavía hay mujeres que sucumben a estas pasiones y aceptan convivir con alguien así, con la esperanza de cambiarlo.
Lejos de cambiar, estos hombres suelen ser muy peligrosos y frente a las recriminaciones lógicas de su pareja pueden llegar a cometer actos de violencia.
Hay muchas razones que hacen que una mujer tolere estas situaciones, una de ellas es la baja autoestima que le hace creer que se lo merece y otra de las razones es no ser capaz de enfrentar la posibilidad de quedarse sola.
Son relaciones enfermizas que distorsionan la percepción y no permiten percibir los abusos, porque aunque no sea difícil para una mujer abandonar la casa cuando es la que trabaja y sostiene el hogar, muchas veces les resulta imposible desligarse del hombre que las somete y desvaloriza, por amor mal entendido, eligiendo así malograr su vida al lado de alguien que no las merece
Cuando estas parejas tienen hijos es más difícil intentar una separación y aún más complicada si la mujer no trabaja. En estos casos, algunas mujeres deciden cambiar de verdugo y entonces se van a la casa de sus padres.
Volver a la casa paterna no es la mejor solución. Los padres ya se han acostumbrado a una estructura familiar de sólo dos personas y sus vidas están organizadas sobre esas bases, difíciles de modificar.
Intentar solucionar un problema creándole a otras personas otro igual o peor, no es lo más recomendable. La libertad de uno termina donde empieza la de otros y ellos ya han cumplido con sus deberes de padres.
Por esta razón, cuando hay hijos, con los cuales hemos asumido el compromiso para ayudarlos a crecer, educarlos y mantenerlos, lo mejor sería que se fuera él, pero de no ser así, la decisión de dejar el hogar estará siempre condicionada a la posibilidad de tener un trabajo.
Los hombres, cuando son abandonados por su familia, difícilmente los ayudan, al contrario, adoptan una actitud resentida y agresiva, haciendo casi improbable el aporte de la cuota alimenticia para los hijos sino que recién lo hacen, mucho tiempo después cuando un juez los obliga.
Mientras tanto, una mujer con sus hijos no puede permanecer en la calle a la deriva por lo cual es necesario que antes de tomar una decisión consiga un trabajo. Toda mujer debería tener una preparación para poder desenvolverse en la vida por sus propios medios porque nadie está seguro de no tener que atravesar por situaciones como estas.
Posteriormente, deberá tener precaución de no establecer nuevamente otro vínculo igual con otra persona, porque es cierto que todas las mujeres tienden a ligarse siempre con el mismo ideal de hombre.
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