Estudio y Comprensión de Textos
Comprender un texto consiste en entender su significado. Pero antes que nada hay que aprender a manejar el libro cuyo texto queremos comprender.
Todo libro de textos incluye un prólogo y una introducción que deberán ser leídos siempre. El prólogo suele incluir una reseña sobre el autor, sus motivaciones para escribir ese libro y sus objetivos. Estos datos nos dan la mejor pista para comenzar a interpretar su trabajo.
La introducción consiste en un resumen del libro, lo cual nos da una idea exacta y breve sobre qué es lo que quiere decir su autor sobre el tema al que se refiere el título.
En el Índice figuran los temas que se van a tratar clasificados con criterios estándares para un mejor desarrollo. Es necesario leerlos detenidamente para aprender a ser pertinente, es decir, para no irse por las ramas y leer solamente lo referente al tema que nos ocupa.
Cada capítulo tiene un título pero también subtítulos. De esta manera, el autor nos está casi ayudando a hacer un cuadro sinóptico del libro si así lo quisiéramos, donde cada título sería una llave que se desplegaría con los subtítulos que a su vez podrían ser llaves para su explicación cada vez más detallada.
Para ejercitarse con la comprensión de textos se comienza primero extrayendo la idea principal de cada frase. Una frase es el conjunto de palabras que termina en un punto seguido y un párrafo es el discurso que se encuentra entre dos puntos aparte.
La idea principal de una frase se encuentra siempre en una palabra clave que hay que subrayar y también es saludable escribirla al margen para que nos sirva como ayuda memoria.
En cuanto a los párrafos el procedimiento es el mismo, pero destacando en los márgenes y subrayando la idea central del mismo.
Los párrafos aclaratorios que no modifican o influyen el texto general podrán ser descartados.
Las frases que figuran en los libros en letra cursiva o negrita hay que memorizarlas. Es importante expresarse de la misma manera en que lo ha hecho el autor con un doble fin, primero conservar el contenido esencial en la memoria y segundo para mejorar nuestro vocabulario, incorporando nuevas formas de expresión.
Se recomienda leer los textos en forma rápida, disminuyendo la velocidad cuando se localicen los conceptos esenciales.
Existe una forma estandardizada de escribir un libro de texto, que es siempre igual. El autor, a partir del título comienza con una introducción al mismo como para ubicarnos en ese universo, para luego continuar explicando con detalles, ejemplos, ideas secundarias, investigaciones o análisis, todo relacionado con su objetivo principal.
Cuanto más capacidad de atención, concentración y comprensión se pueda lograr, menos se tendrá que recurrir a la memoria.
Lo importante de una oración es el sujeto, es decir, aquello de lo que se está hablando. Luego está el verbo que indica la acción. Tanto el sujeto como el verbo indican conceptos que pueden ser importantes y que siempre están relacionados con los títulos y los subtítulos.
Los verbos son importantes porque nos pueden sugerir preguntas: cómo, cuándo, dónde, por qué, para qué, quién, cuál, etc.
El predicado es lo que se dice del sujeto, por lo tanto son las definiciones, las explicaciones, etc.
El concepto global deberá tener entonces, sujeto, verbo y predicado, los cuales redondearán la idea central de cada discurso.
Captar el significado de un texto no es lo único porque es importante relacionarlo con otros conocimientos que ya tenemos de manera de incorporar la información nueve en forma permanente, con el compromiso incluido de nuestra propia opinión sobre el tema.
Involucrarse es la clave para dominar el arte de estudiar y transformar lo aprendido con creatividad.
Es necesario también buscar una utilidad práctica a todo lo que aprendemos, porque aunque nos parezca imposible todo tiene que ver con todo.
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