El Origen del Universo
Los científicos aseguran que en menos de diez años lograrán la hazaña de observar el origen del universo y al mismo tiempo, explicarlo con una fórmula matemática única.
Este objetivo lo llevará a cabo un satélite que se está diseñando y programando para realizar un mapa del cielo, exacto y minucioso que hará posible ver atrás en el tiempo hasta antes del big bang.
De esta manera se podrán comprobar algunas de las teorías que ya existen sobre cómo se produjo la explosión inicial que dio origen al cosmos que conocemos.
Una de las hipótesis que se considera desde el campo de la biología es la posibilidad de que también a nivel cósmico desde un principio tenga vigencia la teoría de Darwin sobre la selección natural y la capacidad que tienen los seres vivos de adaptación a los cambios en la naturaleza. Lo mismo ocurriría en el Universo donde los elementos se seleccionarían naturalmente y evolucionarían con el fin de adaptarse a las condiciones de supervivencia.
Este aparentemente novedoso punto de vista coincide con lo que pensaban ya hace más de cinco mil años los filósofos antiguos, cuando sostenían que “como arriba es abajo como abajo es arriba”.
La hipótesis físico matemática que más se sostiene actualmente es la teoría de las cuerdas. El Universo no habría comenzado en un punto sino en una serie de cuerdas infinitamente pequeñas y en movimiento.
La posibilidad de que existan infinitos universos surge de que para la ciencia es muy difícil aceptar el hecho de que haya existido al comienzo una singularidad, es decir la explosión inicial, que daría por tierra con las leyes físicas que conocemos.
La idea entonces se centra en que las explosiones son hechos permanentes que generan nuevos universos, relativamente independientes unos de los otros.
El fenómeno se produciría corrientemente, cuando dichas dimensiones se chocan, dando nacimiento a un nuevo universo. Por lo tanto la existencia de la vida sería eterna.
Las últimas enseñanzas científicas dicen que los corpúsculos o electrones creadores están compuestos por electricidad negativa, que los filósofos antiguos denominaban energía femenina que activamente busca una unión con un corpúsculo positivo, llamada energía masculina por nuestros antepasados; y que animados por el impulso natural, crean nuevas formas de materia o energía.
Cuando nos cuestionamos sobre estos principios fundamentales de la vida del Universo, un ser humano puede llegar a sentirse insignificante, pero no hay que olvidar que se supone que la explosión inicial se inició, según la teoría más vigente, a partir de una cuerda vibrante infinitamente pequeña, que comparándola con el Universo que conocemos sería equivalente a un átomo. Por lo tanto, desde el punto de vista cósmico lo grande y lo pequeño parecen significar lo mismo pero manifestado de otra forma.
En el mundo químico, las partículas negativas vibran más intensamente bajo la influencia de la energía positiva y el resultado es el nacimiento de un nuevo átomo. Cuando la unión se efectúa, el átomo es una cosa separada, que posee ciertas propiedades, pero que ya no manifiesta más la propiedad de electricidad en libertad. El proceso del desprendimiento o separación de los electrones negativos y positivos en la ciencia se llama “ionización”.
Desde el punto de vista psicológico, el principio femenino conduce el trabajo de generar nuevos pensamientos, conceptos, ideas, incluso la obra de la imaginación. El masculino estimula y da energía y acción a la porción creadora de la mente. Ambos principios están en todas las personas, donde puede llegar a predominar uno u otro.
Si tomamos conciencia de cómo estamos relacionados con todo y que contamos con la energía universal organizadora que tiende principalmente a mantener la vida eternamente de la mejor manera, tal vez podríamos sentirnos más integrados a la naturaleza y comprenderla profundamente para operar en ella respetando sus leyes.
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