El Ataque de Pánico


El ataque de pánico es la manifestación de una crisis de angustia, cuyos síntomas más destacados son las mismas manifestaciones del estado de angustia permanente.

Los estados de angustia están compuestos por síntomas de ansiedad y un perpetuo estado de alerta y miedo.

La neurosis de angustia comporta crisis sobre un fondo constitucional de inestabilidad emocional y generalmente en una personalidad con rasgos obsesivos. Personas perfeccionistas que se exigen demasiado, sensibles a las críticas, con necesidad de superar sus propias expectativas, competitivas.

Cuando la crisis es importante se caracteriza por una serie de trastornos funcionales o neurovegetativos que pueden o no expresar un estado emocional consciente.

Síntomas respiratorios: ante todo la dificultad respiratoria, desde respiración bloqueada o suspiros hasta la verdadera crisis de asma alérgico, observándose también accesos de tos, hipo, bostezo o crisis disfónicas.

Síntomas cardiovasculares: palpitaciones, taquicardia, arritmias, dolores precordiales.

Síntomas digestivos: constricción faríngea, espasmos gástricos o intestinales, náuseas, vómitos diarreas, sequedad de la boca, hambre o sed.

Sistema urinario: vejiga sensible.

Síntomas Neuro-Musculares: temblores, fibrilaciones faciales, dolores reumáticos

Síntomas sensitivos sensoriales y cutáneos: crisis de prurito, sudores profusos, zumbidos de oídos, visión nublada, cefaleas.

La neurosis de angustia se presenta bajo forma de crisis más o menos importantes, denominados ataques de pánico situación durante la cual se desencadenan gran parte de estos síntomas.

El sujeto experimenta la proximidad de la muerte, siente la necesidad de huir, le falta el aire, no puede estar en ningún lado, se desespera, en un breve momento se baña en transpiración, su respiración se hace dificultosa. Luego de unos minutos, esta situación se resuelve y vuelve la calma.

Se trata de una organización de base neurótica enraizada en la biografía y en el temperamento. Su vida entera está instalada en la ansiedad. La base es el temor a lo desconocido, presunción de catástrofe inminente y necesidad de seguridad.

El pronóstico es favorable y depende en alto grado de la estructura de la personalidad, o sea de las fuerzas del yo. Su tratamiento requiere una atención combinada, psicológica y fisiológica, y se resuelve en un plazo más o menos breve.

El sujeto se encuentra subjetivamente en un callejón sin salida que puede ser un sentimiento sin demasiado fundamento, pero también puede tener que ver con circunstancias reales, situaciones familiares o sociales penosas o difíciles.

El estado de angustia permanente debe ser analizado y comprendido para poder enfrentarlo, porque también puede llegar a ser una defensa para no caer en una depresión.

Un caso clínico

Silvana es una paciente de mediana edad que sufrío un primer ataque de pánico a los doce años. Al despertarse a la noche después de haber tenido una pesadilla, sintió angustia, saltó de la cama, fue al dormitorio de sus padres y quiso acostarse en su cama entre los dos. Igualmente seguía aterrorizada y creía que iba a ponerse a gritar. Afortunadamente se le pasó enseguida y después no le volvió a ocurrir hasta hace poco, siendo ya una persona madura.

En esta oportunidad, se encontraba en un tren con su madre, de vuelta a Buenos Aires de un viaje al interior del país. Ni bien el tren inició la marcha comenzó a pensar que no tendría la posibilidad de bajarse del tren si quería y se sintió mal. Sentía los latidos de su corazón, que parecía que iba a estallar, le faltaba el aire, se bañó en transpiración y creyó que moriría en ese instante.

Cerró los ojos y trató de relajarse, poco a poco todo volvió a la normalidad y nadie se dio cuenta del incidente.

Posteriormente se analizó su situación y se pudo observar que se sentía oprimida por la responsabilidad de cuidar a su madre que había comenzado un proceso de deterioro mental debido a su avanzada edad. Se sentía en un callejón sin salida, teniendo que hacerse cargo de una situación que temía, que amenazaba su seguridad y la llenaba de ansiedad.

El Psiquiatra le recetó ansiolíticos y realizó una psicoterapia breve cognitiva. Los episodios no se repitieron.

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