Conceptos Psicológicos Básicos I


La psicología forma parte cada vez más de nuestra vida cotidiana. Es frecuente recibir información en los medios de comunicación sobre psicosis, alucinaciones, delirios, neurosis, fobias, miedos, ataques de pánico, psicópatas, depresión, ansiedad, hiperactividad, déficit de atención, psicólogo, psiquiatra, neuropsicólogo, logopeda, anorexia, bulimia, trastorno de personalidad, estrés postraumático… En ocasiones estos términos tienen un significado bien definido para los profesionales que nos dedicamos a la salud mental, pero fuera de éste entorno no siempre es así. Creo que puede ser interesante en los próximos números matizar alguno de estos términos para poder colocarlos en su contexto, evitar malas interpretaciones, algunas confusiones, e incluso eliminar cierto halo mágico que rodea a esta ciencia.
Cuando hablamos de psicosis hacemos referencia a un término muy amplio. De forma esquemática podemos decir que alguien sufre un trastorno de tipo psicótico cuando tiene ideas delirantes o alucinaciones, sin conciencia de que sean debidas a ninguna patología o anormalidad. Ésta definición nos introduce otros dos términos bastante comunes en el lenguaje coloquial: la alucinación, es percibir con alguno de nuestros sentidos algo que no existe objetivamente para otros observadores: oír una voz de alguien que está hablando, ver cómo una estatua se está moviendo… Entendemos por idea delirante aquellas ideas que partiendo de un hecho cierto, la persona crea una interpretación de las causas o relaciones que tiene con otros hechos aparentemente aislados, haciendo que gran parte de su tiempo lo dedique a buscar nuevos datos. Normalmente todo tiene que ver con amenazas relativas a uno mismo. En función de la gravedad la persona duda en algún grado de la veracidad o no de los datos. Es importante matizar que una alucinación no es oír un ruido que otros no han oído, o ver algo de forma fugaz y que otros no han lo hayan percibido, en este caso podemos hablar de sensaciones, de interpretaciones, etc. Normalmente en estos casos se produce angustia en la persona que lo ha vivido por el miedo a que sea algo malo, un síntoma de una enfermedad, no en sí por lo ocurrido. En el caso de la idea delirante, no hay que confundirlas con las ideas de tipo obsesivo. Éstas son interpretaciones que se hacen de la realidad con el fin de encontrar una certeza total ante algo que preocupa mucho, como por ejemplo ¿me está siendo infiel mi pareja?, ¿me quedaré sin trabajo?, ¿estaré siendo un pesado? Estas ideas hacen que se busque continuamente pruebas, datos de hasta qué punto algo es cierto. El malestar crece cuanto más se desea alcanzar la certeza y no se consigue. La diferencia con las ideas delirantes a veces no es muy clara y es necesario profundizar en cada caso para hacer un diagnostico diferencial adecuado, y por ello ante la gravedad de los síntomas es recomendable acudir a la consulta del psicólogo para llegar a una conclusión clara.

Dentro de la etiqueta de psicosis se incluyen los diagnósticos de esquizofrenia y el de trastorno delirante.

Por último introduciré un nuevo término de uso común, la Neurosis. En contraposición al término psicosis, engloba trastornos del ánimo y de la ansiedad, siendo la persona consciente de tener un problema o malestar.

En próximos números intentare aportar más claridad a otros términos relacionados con la salud mental.
La psicología forma parte cada vez más de nuestra vida cotidiana. Es frecuente recibir información en los medios de comunicación sobre psicosis, alucinaciones, delirios, neurosis, fobias, miedos, ataques de pánico, psicópatas, depresión, ansiedad, hiperactividad, déficit de atención, psicólogo, psiquiatra, neuropsicólogo, logopeda, anorexia, bulimia, trastorno de personalidad, estrés postraumático… En ocasiones estos términos tienen un significado bien definido para los profesionales que nos dedicamos a la salud mental, pero fuera de éste entorno no siempre es así. Creo que puede ser interesante en los próximos números matizar alguno de estos términos para poder colocarlos en su contexto, evitar malas interpretaciones, algunas confusiones, e incluso eliminar cierto halo mágico que rodea a esta ciencia.
Cuando hablamos de psicosis hacemos referencia a un término muy amplio. De forma esquemática podemos decir que alguien sufre un trastorno de tipo psicótico cuando tiene ideas delirantes o alucinaciones, sin conciencia de que sean debidas a ninguna patología o anormalidad. Ésta definición nos introduce otros dos términos bastante comunes en el lenguaje coloquial: la alucinación, es percibir con alguno de nuestros sentidos algo que no existe objetivamente para otros observadores: oír una voz de alguien que está hablando, ver cómo una estatua se está moviendo… Entendemos por idea delirante aquellas ideas que partiendo de un hecho cierto, la persona crea una interpretación de las causas o relaciones que tiene con otros hechos aparentemente aislados, haciendo que gran parte de su tiempo lo dedique a buscar nuevos datos. Normalmente todo tiene que ver con amenazas relativas a uno mismo. En función de la gravedad la persona duda en algún grado de la veracidad o no de los datos. Es importante matizar que una alucinación no es oír un ruido que otros no han oído, o ver algo de forma fugaz y que otros no han lo hayan percibido, en este caso podemos hablar de sensaciones, de interpretaciones, etc. Normalmente en estos casos se produce angustia en la persona que lo ha vivido por el miedo a que sea algo malo, un síntoma de una enfermedad, no en sí por lo ocurrido. En el caso de la idea delirante, no hay que confundirlas con las ideas de tipo obsesivo. Éstas son interpretaciones que se hacen de la realidad con el fin de encontrar una certeza total ante algo que preocupa mucho, como por ejemplo ¿me está siendo infiel mi pareja?, ¿me quedaré sin trabajo?, ¿estaré siendo un pesado? Estas ideas hacen que se busque continuamente pruebas, datos de hasta qué punto algo es cierto. El malestar crece cuanto más se desea alcanzar la certeza y no se consigue. La diferencia con las ideas delirantes a veces no es muy clara y es necesario profundizar en cada caso para hacer un diagnostico diferencial adecuado, y por ello ante la gravedad de los síntomas es recomendable acudir a la consulta del psicólogo para llegar a una conclusión clara.

Dentro de la etiqueta de psicosis se incluyen los diagnósticos de esquizofrenia y el de trastorno delirante.

Por último introduciré un nuevo término de uso común, la Neurosis. En contraposición al término psicosis, engloba trastornos del ánimo y de la ansiedad, siendo la persona consciente de tener un problema o malestar.

En próximos números intentare aportar más claridad a otros términos relacionados con la salud mental.

No hay comentarios :