
ALGUNOS ESTUDIOS INDICAN que entre un sesenta y noventa por ciento de las visitas a los “profesionales del cuidado de la salud” son a causa de condiciones relacionadas con el estrés que al final representan mucho dolor y dinero.
Uno de los principales cambios ha sido la aceptación por la profesión médica de que condiciones como úlceras y enfermedades del corazón están relacionadas con el estrés. Por supuesto la esposa de todo doctor lo sabía, la abuelita lo sabía, el doctor lo sabía, pero dado que no había sido en realidad “demostrado”, públicamente, sólo era aceptado como evidencia “anecdótica”.
Una de las razones para esto es una actitud unilateral ante el estrés. Cuando un animal está a punto de volverse el desayuno de otro animal, ambos están "estresados". Uno o ambos pueden sobrevivir al encuentro, pero de cualquier manera, el episodio será bastante breve. Y una vez empezado, no habrá tiempo para pensar dos veces… soñar despierto no es la manera de evitar ser la siguiente comida de tu vecino. Estar alerta es la clave.
En contraste, cuando el jefe nos ha insultado por la mañana, tambien nos sentimos estresados, pero permitimos el episodio y nos quedamos sufriendo amargamente durante el resto del dia.
Durante el estrés breve y agudo, o el estrés prolongado y crónico, suceden dos clases fundamentales de cambios. Uno es básicamente químico: la adrenalina y otros productos químicos se vierten en el sistema del cuerpo para dar al animal la mejor posibilidad de supervivencia. La gama de cambios químicos que ocurren con el estrés es extensa. Los niveles de hormonas cambian, el sistema inmunológico se ve afectado, el sistema nervioso se ve afectado, y así sucesivamente.
El otro cambio fundamental sucede en la respiración.
Mientras que se sabe mucho sobre los cambios químicos que ocurren durante el estrés, se sabe muy poco sobre los cambios de respiración. es sorprendente, porque mientras que los estudios químicos son complicados, costosos, y a menudo dolorosos para el paciente, examinar la respiración no podría ser más sencillo.
Y estos cambios químicos medidos yacen casi totalmente fuera del dominio consciente. ¿Alguno de nosotros tienen idea de cuáles son nuestros niveles actuales del cortisol? Así que, incluso si se encuentran anormalidades, no hay mucho que el paciente pueda hacer al respecto.
La respiración puede ser espontánea y natural, una respuesta orgánica al momento, o bien puede ser habitual, mecánica y reactiva... el resultado de las experiencias emocionales de toda una vida, dispuesta como los anillos en un árbol.
Observar la respiración era la insistencia básica de Gautama el Buda en el camino a la meditación, a la consciencia. Eso sucedió hace veinticinco siglos, así que Oriente ha tenido un poco más de experiencia con la respiración que la ciencia occidental. No es ninguna sorpresa descubrir que cada enfoque del cuidado médico en Oriente ubica a la respiración como la instancia central. En su opinión, si la química del cuerpo se encuentra perturbada, entonces la respiración no puede ser natural, y si la respiración es natural, entonces la química del cuerpo estará bien.
Resulta que si estos hábitos de respiración perjudiciales pueden ser des-aprendidos, el resultado será curativo. Por el contrario, los tratamientos más acertados para las enfermedades relacionadas con le estrés que han surgido del enfoque puramente químico, han sido en gran parte sintomáticos. Es decir, tienden a suprimir los síntomas, sin necesariamente llegar a la causa original... quizás apagando el dolor de advertencia, sin la comprensión de sobre qué trata la advertencia.
Por supuesto, otro aspecto de la terapia de respiración, en contraposición con la terapia química, es que es simple y puede hacerse disponible muy económicamente. La respiración natural es la esencia de la meditación, así que no se trata de algo más difícil que eso.
Una de las grandes dificultades para la mente occidental era la carencia de datos “objetivos” sobre este tema, pero esto está cambiando; la investigación ha demostrado que la respiración incrementa cuando el organismo está estresado. Cuando el estrés se vuelve crónico, como sucede tan a menudo en los seres humanos, este aumento crónico en la respiración causa una pérdida inadecuada de dióxido de carbono del cuerpo. Dado que éste se extrae del ácido carbónico, la respiración excesiva causa una pérdida excesiva de ácido. Ahora, el cuerpo resulta ser muy particular en cuanto al equilibrio ácido-base, llamado el nivel de pH. Es capaz de permitir hasta una anoxia cerebral antes que un cambio en el pH. Eso quiere decir que el cuerpo es serio sobre esto.
Así pues, con toda esta pérdida excesiva de ácido sucediendo a través de la respiración, el cuerpo compensa orinando álcali de sobra. Para no hacer la historia larga, esta pérdida prolongada de álcali reduce las reservas alcalinas del cuerpo, que a la par, es donde se reduce el impacto de los ácidos que producimos cuando nos ejercitamos y se almacenan para reciclarlos más tarde.
En fin, cuanto más estresados estamos, cuanto más respiramos, más ácido perdemos, y más álcali excretamos. Con tal pérdida de álcali, nuestra capacidad de reducir el impacto del ácido láctico cuando nos ejercitamos es menor, de modo que con tan sólo un ejercicio muy ligero nuestras piernas duelen y nuestra respiración se vuelve elaborada. En resumen, nos sentimos agotados.
Así que su paciente típico de ataque al corazón no es sorprendido “de la nada” por un "misterioso" ataque al corazón, como a menudo se sugiere. De hecho, él realmente padece estrés crónico, hiperventila crónicamente, agota sus reductores de impacto alcalino, y se siente cada vez más y más cansado. Su memoria sufre, su concentración se reduce, su energía es muy pobre… pero continúa, deteniéndose sólo cuando su corazón amenaza con sufrir un infarto, o cuando lo sufre en realidad.
De pronto se vuelve tan claro por qué el "descanso” ha sido la constante de la medicina occidental durante milenios. Si tan sólo nuestro amigo con riesgo de ataque al corazón se detuviera y descansara verdaderamente….
Si el descanso es un ingrediente esencial en la cura, una carencia de descanso será obviamente un ingrediente esencial para la mala salud. O para ponerlo otra manera, el cansancio precede ciertamente a casi todas las enfermedades. Y si la respiración estresada puede ocasionar cansancio, entonces tenemos una clara y remediable conexión entre el estrés y la mala salud.
Aún más importante, lo que es totalmente nuevo es la capacidad de medir “la fatigabilidad” midiendo en una bicicleta de ejercicio cuánto esfuerzo puede hacer el individuo antes de entrar en esta acidez, que detona un aumento en la respiración y puede ser medido fácilmente.
Por primera vez es posible ver realmente qué tan abajo en el agotador descenso hacia la mala salud ha llegado el paciente, y pruebas repetidas demuestran qué tan rápido se mueve él o ella y en qué dirección.
Esta particular comprensión va más allá de la conexión entre la respiración, el descanso, y la mala salud. La consciencia de la respiración es uno de los elementos esenciales de la meditación, que bien podría ser una de las razones por las que la meditación resulta tan benéfica para la salud. Si llamamos a la meditación “vivir descnasadamente” entonces el círculo se completa y lo mejor de la medicina occidental puede finalmente encontrarse con lo mejor de la medicina oriental.
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