¿Empresa + Pareja = Una familia feliz?

Hijos, casa, dinero, clientes, todo se junta cuando una pareja administra su propia empresa. Muchas empresas son familiares, y de ellas, sólo el veinte por ciento logran subsistir y desarrollarse. Porque ese emprendimiento que nació de una buena idea y comenzó a generar ganancias, crece, la estructura empieza a ser más compleja y exige nuevos desafíos. Para una pareja es fundamental, en la evolución de su compañía, reconocer las fortalezas y debilidades de los miembros, determinar los roles de cada uno y aprender a respetarlos. Es muy importante que detecten si están excedidos de trabajo porque es un síntoma de que están necesitando ayuda. El empresario está para hacer tareas que no puede delegar: buscar clientes, abrir mercados, desarrollar productos o servicios, según el caso…

El amor no alcanza

En muchos casos se aconseja incorporar un empleado que sea un colaborador entre el matrimonio y el personal y que le reporte a ellos ya que los libera de obligaciones que les resta tiempo para pensar. Si el matrimonio se encuentra desbordado es porque en la organización falta alguien en quien delegar tareas y terminan manejando a los hijos por teléfono celular. Una buena medida es contratar personal idóneo y, en el caso de incorporar otros familiares como empleados, es fundamental establecer reglas claras y hacer respetar la ley para todos por igual.

Claves para una sociedad exitosa

* Separar la empresa de la familia. Resguardar la pareja y los hijos tratando de no llevar las cuestiones personales al ámbito laboral y viceversa.

* Como empresarios, hacer foco en el objetivo principal: trabajar para generar un negocio exitoso en el mercado.

* Profesionalizarse y capacitarse constantemente.

* Prestar mucha atención a la falta de comunicación, de reconocimiento y de motivación entre las personas. Estos son tres males relacionados y comunes en todas las empresas.

* No improvisar. Asumir y enfrentar los problemas es el primer paso para corregir rumbos y tomar decisiones acertadas.

* Pedir ayuda profesional. Buscar un asesor puede ser muy beneficioso siempre y cuando no se piense que pagando un consultor se solucionan los problemas. Enfrentar la realidad y tomar decisiones exige modificar criterios y conductas.

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