Cuentos: El peso de los paradigmas
Había en cierto monasterio un gato que seguía al Maestro allá donde fuera. Cuando el Maestro daba sus enseñanzas a los discípulos, el gato se paseaba entre ellos, jugueteaba, y distraía su atención. Para evitar que el gato distrajese a los discípulos, se decidió que, mientras el maestro impartiera sus enseñanzas, el gato se ataría a un árbol apartado del lugar donde tenían lugar las charlas.
Pasó el tiempo y el Maestro murió. El monje que ocupó el cargo en sustitución del Maestro no producía ningún interés en el gato, con lo que no suponía ninguna molestia cuando el nuevo Maestro impartía sus conocimientos. A pesar de ello, cada vez que había una charla del Maestro, el gato se siguió atando al árbol.
Pasó el tiempo, y el gato murió. Cuando ocurrió esto, los monjes fueron a buscar un gato al pueblo, para atarlo al árbol durante los discursos del Maestro.
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